miércoles, 1 de octubre de 2014

No más #NeminisTerra



Entre en ese bar, olía a meado y sudor. Todo el mundo se quedó mirando un instante y luego volvieron a lo que estaban haciendo. Cogí un periódico que había sobre la barra y me senté en una mesa cercana a una ventana. El periódico era del 15 de septiembre del 2134, de hace dos días, y el titular en portada era la celebración del fin de las guerras vampíricas.

"Guerras vampíricas: acontecimiento histórico. Los vampiros dejaron de ocultarse y salieron a la luz, al poco tiempo se sublevaron contra la opresión que los humanos ejercían sobre ellos y los llevaron al borde de la extinción. Los demonios también se alzaron para evitar la aniquilación de su raza portadora y también llevaron a los vampiros al borde de la extinción.  Ahora los humanos son perseguidos y entregados a las autoridades demoníacas mientras los vampiros son asesinados."

Pase rápidamente entre las páginas del periódico, buscando la sección de anuncios y dentro de esta la de contactos. Dos tipos muy grandes se empezaron a pelear y el resto del garito les siguió. Oí romperse cristales, mesas y sillas. Los ignoré lo mejor que pude, era las consecuencias de ir a un tugurio de hombres lobo, rara vez había tranquilidad. Uno de ellos acabó tirado sobre la silla en frente de mí, me miro con furia en sus ojos, que brillaban rojos, gruño y se fue a seguir pegando a sus congéneres. Encontré un anuncio interesante en el periódico: “Chica joven busca hombre para satisfacerla. MV.” Venía junto con un número de teléfono. Saqué mi móvil del bolsillo de la chaqueta y marque rápidamente.
-¿Diga?-Dijo una voz femenina y juvenil al otro lado del aparato.
-Llamo por su anuncio en el periódico local. ¿Sigue interesada?- Pregunté ignorando el jaleo a mi alrededor.
-Claro. Sí.- Contestó apremiante.- Cuanto antes mejor. ¿Podría esta noche?- Al responder afirmativamente me indico la dirección a la que acudir que anote en el margen del papel y que luego arranque.
Volví a dejar el periódico sobre la barra, llena de fragmentos de vidrio y astilla. En otra situación hubiera pedido algo de beber, pero viendo el show que se había formado, iba a pasar, buscaría un sitio más tranquilo.
Aunque eso fue más fácil pensarlo que hacerlo. La ciudad estaba prácticamente llena de esos lugares, los hombres lobos son casi los únicos que tienen una real necesidad de socialización en comparación con otro tipo de seres. Las calles estaban muy vacías, pese a que las guerras habían acabado hacía tiempo la población aún no se había recuperado del todo y las ciudades tenían aun una gran sensación de abandono. La vegetación había tomado gran parte de las ciudades, salvo aquellos tramos que aún se usaban. 
Camine hasta las afueras, donde la vegetación crecía sin control en un denso bosque. No pude evitar quitarme los zapatos y notar la fría y húmeda tierra bajo mis pies, con esa puntiaguda hierba, camine lentamente disfrutando de la suave brisa, el aroma a mojado y el Sol bailando entre las hojas. Hasta que este se ocultó tras una montaña, dejando el cielo naranja durante un tiempo, el necesario para volver a la ciudad y coger mi moto para llegar a la dirección indicada por la mujer del teléfono.
El lugar era un edificio de apartamentos en las afueras, aparentaba estar abandonado, no había ninguna luz y la mayoría de las ventanas en los primeros pisos estaban tapadas con tablones o ladrillos. Deje el casco sobre la moto y entre en el edifico. La puerta chirrió al cerrarse dejándome en la oscuridad del hall. Toque el botón del ascensor, que no funcionó, teniendo como única alternativa las escaleras. Al menos solo eran cinco pisos. Con un suspiro, empecé la marcha escaleras arriba.

En el rellano del piso cinco todas las puertas estaban rotas salvo una, la correspondiente al apartamento C, la cual golpee suavemente. Una voz tras la puerta pregunto sobre mi identidad.

-Soy Krishna.- Dije a la madera en frente mía.- Hablamos por teléfono hace un rato.

Oí como varios cerrojos se movían y posteriormente la puerta se abría, dejando ver la figura de una mujer con el pelo hasta el hombro y con varias curvas sobre su cuerpo. Me dejo pasar, el lugar estaba oscuro, apenas iluminado con unas pocas velas, había un colchón tirado en el suelo y mucho polvo.
-Es la primera vez que hago esto…- Murmuró la mujer tras cerrar todos los cerrojos de nuevo.- Te ofrecería algo, pero tengo muy poca cosa.
-Solo necesitaré agua si tienes.- Conteste con una sonrisa.- Te explico cómo va. Te doy mi sangre, bebes lo que necesites o hasta que te diga basta. Si no paras cuando te lo pida, usaré esto.- Saque una estaca del interior de la chaqueta. La mujer se puso tensa cuando vio el arma.- La primera será una advertencia y la segunda definitiva. - La mujer asintió lentamente, asimilando la información.- Serán trescientos créditos, por anticipado.

Contexto. Los vampiros son perseguidos y cazados por las autoridades demoniacas y debido a la escasa población humana, se ven obligados a esconderse y buscar métodos menos apropiados para obtener un sustento. La prostitución es una de ellas.”

-No pensé que fueras a cobrarme.- Murmuró la chica.
-La vida no es gratis ahí fuera.
La mujer asintió y se adentró en las sombras del apartamento y volvió con un fajo de billetes. Me fie de ella y los metí dentro de mi chaqueta. Luego me quite elegantemente la vieja chaqueta de cuero dejándola en un lugar accesible.
-Y bien, ¿dónde quieres hacerlo?
La mujer señalo el roñoso colchón que había tirado en el suelo. Me senté en una esquina, dejando la estaca en el suelo, pegada al colchón. La mujer se sentó a mi lado, desprendía frio, al contrario que una persona corriente. Extendí mi brazo, dejando expuesta la muñeca donde debía de morder. Note sus manos alrededor de mi antebrazo y luego un suave beso, seguido de un pinchazo. Era doloroso a la par de excitante. La saliva de los vampiros tenía ese efecto. Traté de pensar en otras cosas y gente desagradables. Pero solo se me venía a la cabeza una playa paradisiaca, iluminada por la luna y una fogata y a varios hombres empapados y con ganas de quitarse los ajustados trajes de baño.
La cabeza empezaba a fallarme, y el mareo empezaba a ser palpable, por lo que era hora de que la mujer parase.
-Ya es suficiente.- Le dije suavemente, tratando de hacer que soltase mi brazo.- ¡Basta!
La mujer ahora si reacciono, soltando mi brazo como si tocarlo le fuera a quemar. Luego se levantó y me trajo algo de agua, como le había pedido al principio. Bebí rápidamente, notando como el mareo desaparecía con cada trago. La chica se sentó a mi lado de nuevo y se pinchó un dedo que paso por las dos pequeñas incisiones en mi brazo, haciéndolas sanar rápidamente.
-Es la sangre más dulce y espesa que he probado nunca. Es deliciosa.
-Gracias, supongo.- No era la primera que me lo decían.
Me levante del colchón, recogí mi afilado palo y la chaqueta y deje que la mujer me guiara hasta la salida.
-¿Puedo volver a contactarte?- Preguntó antes de que me fuera.
-Me muevo mucho. Cuando vuelva, si vuelvo a ver tu anuncio, te llamaré.- Contesté con una sonrisa.
Me volví y comencé a descender las escaleras con tranquilidad y sin prisa. Al salir del edificio ya era completamente de noche y la luna iluminaba la ciudad ayudada con tenues farolas aquí y allá. Me monte en la moto y conduje hasta el motel de las afueras. Un lugar donde alquilaban habitaciones sin hacer ninguna pregunta. El cartel que anunciaba el lugar tenía más de la mitad de los neones fundidos y el cartel de “ocupado” llevaba roto mucho tiempo, seguramente por la falta de uso. 
Al bajar de la moto vi a alguien esperando en las escaleras que daban acceso a las puertas de las habitaciones. Camine con cautela, evitando hacer ruido, aunque sabía que ya me había oído y visto. En mi mano ya tenía un filo de plata listo para ser usado en caso de necesidad. La sombra se levantó y se puso bajo una luz, revelando a Meisner, con una sonrisa.

Damien Meisner. Hombre lobo. Miembro de la resistencia anti-demonios. Un hombre joven, energético y atractivo, con más ímpetu que cabeza, siempre dispuesto a cualquier cosa. Ha tratado de convencerme de que me una a su causa desde que nos conocimos. Siempre me he negado.”

-¿Qué haces aquí? ¿Cómo me has encontrado?
-¿Así saludas a un amigo?- Dijo alegre y levantando los brazos.
-Así saludo a los acosadores. Puedes irte cuando quieras.
-Tengo una propuesta para hacerte. No podrás rechazar. ¿Podemos hablar en un sitio más… íntimo?
-Vuestras propuestas, suelen ser para planes estúpidos y autodestructivos, y que requieran de mi ayuda lo único que hace pensar es que va a ser más grande.
-Por favor, escucha lo que tengo que decir.- Suplicó, poniendo sus ojos tristes.
Esa táctica era ruin y sucia. Además, él y yo habíamos tenia algún que otro roce, lo que hacía que enseguida saltase la tensión sexual entre nosotros y hoy precisamente no estaba de humor para aguantar esa tensión.
-Al menos déjame dar una ducha caliente en tu habitación. Traje comida a cambio.
La idea de comer algo me dio hambre y no pude negarme más. Guarde el filo y subí las escaleras hasta la puerta que me correspondía. Meisner me siguió tras coger algo del coche, lo que supuse la comida. Le indique la puerta al fondo de la estancia que conducía al baño mientras él dejaba una caja de pizza sobre la mesa. Observe como se iba desnudando según se acercaba al baño, hasta que cerró la puerta dejando ver antes un firme trasero. Cogí un trozo de pizza, era de carne con extra de queso. Mi favorita, aun se acordaba de eso. Me tumbe en la cama mientras comía la pizza. Podía oír el agua de la ducha, pero no escuche cuando paro.
Me percate de la falta de ese sonido cuando tenía el cuerpo de Meisner sobre mi cadera, aun húmedo y con solo unos ajustados calzoncillos de licra encima. Sus ojos verdes me taladraban en una lujuriosa mirada.
-Se te nota que has venido de, lo que tu llamas, trabajar.- Dijo con voz lenta.- Se te nota en la cara… y otras zonas.- Continuo mientras movía su cadera sobre la mía. Se agachó hasta que su rostro quedo a pocos centímetros de mí. Note sus manos agarrando mis muñecas, evitando mi movimiento.- Es una de las pocas situaciones que puedo realmente aprovecharme de ti…- Su nariz rozo mi cuello lentamente con cada palabra.
-No te dejaré…- Murmuré tratando de convencerme a mí mismo de eso.- No te lo consen…- Sus labios rozaron mi piel en un cálido beso, suave, tierno y excitante, haciéndome perder toda razón.- Son los colmillos…- Me repetí tratando de echar la culpa a otros, pero no pude evitar dejarme caer en la tentación, en los pequeños mordiscos que aquel hombre lobo me estaba dando y cada roce producía una corriente de placer por todos los nervios.
Decidí que resistirme no haría que esto acabara antes, ni lo evitaría, así que mejor dejar que pasase. Le bese los labios, rodeados de una fina barba, con una urgente necesidad, buscando saciar un apetito que él sabía muy bien como aplacar. Escuche un gruñido lujurioso, procedente de su garganta. Con todas mis fuerzas, rodé por la cama, hasta quedarme encima de él.
-A mí no me gruñas, lobo.- Le renegué y continué besándolo.
El uso sus manos, ahora libres, para quitarme la camiseta y tirarla lejos de la cama, para luego lamer lentamente mis abdominales y pectorales. Luego se entretuvo en quitarme los pantalones lenta y cuidadosamente. Una vez me deshice de toda prenda sobre mi cuerpo, volví sobre el cuello del hombre lobo, para ir deslizando mis labios sobre toda su piel, aun húmeda, hasta toparme con el trozo de tela que envolvía su cadera.

Privado. A partir de ahí, lo que sucedió en esa cama no es de la incumbencia de nadie salvo de Meisner y mía. Y quizás ni eso.”

A la mañana siguiente me desperté sobre el hombre lobo, aun desnudos y con algo de dolor de cabeza. Me levante y busque mi ropa por la habitación. Luego tome otro trozo de pizza fría.
-Buenos días.- Murmuró Meisner somnoliento.- ¿Qué tal has dormido?
-Has de irte, seguro que tienes mil cosas que hacer.- Le dije recogiendo alguna prenda suya que encontré y tirándosela. No quería darle la satisfacción de decirle que había sido una grata noche.
-Antes tengo que convencerte de que escuches nuestro plan.
Me había olvidado el plan.
-Tienes hasta que acabe la pizza.- Dije.- Luego me iré y no quiero saber nada más del plan. Y vístete.
El hombre se puso lo que le había tirado y se puso el resto de la ropa. Luego se sentó en la mesa, junto a la caja de pizza.
-Dentro de unos pocos días en el equinoccio de otoño, único día en el que los demonios no pueden hacerte daño.- Dijo lentamente.- Ese mismo día van a celebrar una gran fiesta en uno de sus edificios.
-Lo siento, pero no quiero oír más, intuyo por dónde van los tiros. No voy a meterme en uno de los edificios de los demonios. Que no puedan hacerme daño no quiere decir que no puedan apresarme y matarme el día siguiente. Y yo no voy a ser quien rompa la tregua.
-Es la única manera que tenemos de hacerles un daño contundente.
-¡A costa de mi vida! No lo voy a permitir. Buscaros a otro.
Cogí el último fragmento de pizza y salí de la habitación, dando un fuerte portazo. Me monte en mi moto y arranque, recorrí kilómetros sin saber bien a donde iba, hasta que llegue a la costa. El mar rompía contra la arena. Me quite las botas y deje que la arena, cálida por el Sol, se metiese entre mis dedos. Me senté en la arena y deje que mi mente se quedara en blanco, simplemente oyendo las olas y la brisa.
Oí un coche al fondo, aparco al lado de mi moto. No me moví de mi sitio. La noche ya había caído. Para mi desgracia era Meisner.
-No pretendía ser irrespetuoso. Entiendo que eres el último elemental y que quieras preservarlo de alguna manera. Que valores tu propia vida por encima de cualquier otra cosa.

Elemental. Especie. Seres ligados a la naturaleza por alguno de sus elementos, siendo estos luz, tierra, fuego, agua, sombra y espíritu. Enemigos naturales de los demonios, han sido llevados a la extinción por estos.”

-Gracias Meisner.- Conteste, aun con la mirada perdida en el horizonte.
-Sé que a veces parezco brusco, pero no por ello dejo de entender lo que sientes. Y cuando te obligo a tener ese magnífico y alucinante sexo conmigo.- Se sentó a mi lado y apoyo su cabeza en mi hombro.- Es porque sé que quieres pero nunca lo vas a reconocer.
Este hombre lobo nunca dejaría de sorprenderme. Y lo peor es que tiene razón.
-Cuéntame vuestro suicida plan. Igual puedo aportar alguna idea constructiva.
El hombre estuvo contándome varios detalles y pautas. Su plan incluía fuerza bruta, explosiones y mucha munición malgastada. Podría llegar a funcionar, pero con muchas bajas, demasiadas. Desgraciadamente no veía ninguna otra alternativa.
Una llamada a mi teléfono nos sacó de la conversación.
-¿Diga?- Conteste molesto por la interrupción.
-¡Krishna!- La voz era de Eric, un vampiro de la zona.- Dime que estas en la ciudad. No sé a quién más llamar.
-¿Qué pasa, Eric?
-He convertido a un chico hace unos días, aun es un neófito y casi no ha comido… Me preguntaba si tu… Si no come va a morir.
-Eric… Eso te va a salir muy caro, por no hablar del riesgo que supone.- La voz del hombre me preocupaba. Era un viejo buen amigo y nunca me había supuesto un riesgo.
-Te pagaré, por supuesto, pero por favor, ayúdame.
-Estoy a un par de horas de la ciudad. Te veo entonces.
Colgué el teléfono y me levante, sacudiendo la arena después. Meisner me acompaño hasta los vehículos. Luego cada uno monto en su lado. Pude ver sus faros siguiéndome durante un trayecto, luego aumente la velocidad y lo deje atrás.
Eric vivía en una mansión enterrada en el bosque, perfectamente cuidada y amoldada al estilo de vida que le gustaba llevar, mucho lujo y despilfarro, y eso que no tenía que llevarlo bien, por la época que estábamos viviendo. Deje la moto junto a la entrada. No tuve que tocar la puerta, pues ya estaba esperando en la puerta cuando llegue. Era un hombre apuesto, alto, de mediana edad, o eso aparentaba, de pelo rubio y ojos ataladrantes.
-Tenía miedo que estuvieras en la otra punta del continente.
-Has tenido suerte.- Conteste mientras entraba en la casa.- ¿Que has hecho? No es el mejor momento para hacer estas cosas.
-Fue un accidente.- Murmuro. - Lo siento de veras.
-Lo tendrás controlado, ¿no? ¿Hace falta que te recuerde cómo funciona?
Me dio un fajo de billetes y me llevo a la sala, donde esperaba un chico joven y desaliñado, con el pelo y los ojos oscuros, estaba pálido y lucia nervioso. Me quite la chaqueta, dejándola junto al reposabrazos del sofá y me senté en este, al lado del neófito.
-Cuando diga basta, es basta. O me habréis hecho perder el tiempo viniendo hasta aquí.
Ambos asintieron tras una mirada cómplice. Tendí mi muñeca al chico, que la agarro con firmeza y luego clavo sus colmillos con dureza.  Eric se sentó sobre mi regazo con una sonrisa.
-Gracias.- Murmuró antes de besar mi cuello y clavar sus colmillos en mi piel.
El dolor rápidamente se transformó en falsa lujuria.  Deje que ese placer fuera drenándome lentamente, notando como mi corazón latía cada vez más y más lento, cada segundo pasaba más despacio.
Oí a alguien entrar, abrí los ojos perezosamente. Era un hombre corpulento, vestido de negro y una sonrisa torcida. Trate de quitar al vampiro de encima, pero se resistía a soltarme. Estire mi mano hasta la chaqueta, donde obtuve la estaca que clave en la espalda del vampiro que me retenía, convirtiéndolo en fino polvo. Como acto reflejo me levante del sofá y le clave la misma estaca al neófito.
Me gire hacia el hombre, que aun sonreía y me miraba con ojos oscuros, negros. Note la falta de sangre, el mareo y la pérdida del sentido de la orientación y el equilibrio, todo ello cuando me di de bruces contra el suelo. Aun consciente, pero mareado el hombre camino hacia mí.
-Tienes una manera muy sucia de ganarte la vida, Elemental.- Dijo el hombre, con una voz grave y ronca.- Casi tanto como los clientes que tienes. Me he gastado una pasta en este plan, por no mencionar que he sacrificado uno de los pocos humanos que quedan.
Trate de escabullirme mientras hablaba, había notado que era más que un mero matón, era un demonio. Pero el hombre puso un pie sobre mi espalda, haciéndome imposible la huida. Como últimos esfuerzos, trate de usar uno de mis poderes, haciendo que las cosas se moviesen violentamente hacia el hombre, pero casi no tenía fuerzas y los objetos apenas le rozaban.
-Te tenía en mucha mejor forma…- Murmuró el hombre, dándome una patada en el estómago y dejándome sin el poco aire que me quedaba.- Esperaba más del último elemental.
Quería patearle el culo, clavarle un cuchillo en la garganta, pero mi cuerpo apenas se mantenía consciente tratando de conseguir un poco más de aire.
-¿Porque no me enseñas un poco más de esa “umbrokinesis” de la que me han hablado tanto? Quiero probarla.- Dijo con recochineo el demonio mientras me asestaba una nueva patada.

Umbrokinesis. Poder sobrenatural. Poder por el cual, los elementales ligados a la sombra pueden ejercer su control sobre esta, moviéndolas o incluso haciéndolas materiales y moldearlas a su gusto.”

Unos cristales se rompieron y llamaron la atención del hombre, pero no se movió. Aproveche para asestarle una patada en la parte de atrás de la rodilla, haciéndole perder el equilibrio. Su mano trato de darme un puñetazo, el cual logre escapar. Trate de golpearle el costado, pero no tuvo tanto efecto y él aprovecho para asestarme un codazo, que volvió a dejarme en el suelo.
Algo se lanzó sobre el demonio. Tras lograr ajustar la vista lo suficiente, pude ver que era un enorme hombre lobo, destrozando al demonio. Me estire lo justo para alcanzar el tobillo del demonio, toque su piel y transmití una débil descarga de poder, permitiendo al hombre lobo matar a ese ser definitivamente.
Tras eso perdí la consciencia. Había ratos en los que note que alguien me llevaba, podía notar la cálida piel de alguien en mi mejilla. También vi borrosos focos pasando rápidamente sobre mí. Oía gente pero era incapaz de entender que decían.
Me desperté en una cama, vi que habían intentado taparme, pero todas las mantas estaban tiradas en los pies de la cama. Me habían quitado la ropa y puesto otra nueva, limpia. En una silla reclinable estaba Meisner durmiendo, mi chaqueta estaba colocada en el respaldo.
Trate de recordar lo que había pasado y nada tenía sentido. El demonio había usado a Eric para debilitarme, ¿Eric lo sabía y estaban compinchados, o solo fue una planificada casualidad? Había matado a Eric y no podría preguntarle. El demonio también estaba muerto, así que él tampoco me daría las respuestas.
Estaba cansado. No solo físicamente, sino mentalmente. Los demonios empezaban a cazarme ahora en serio, no como hasta ahora que nos peleábamos eventualmente. Ahora iban a por mí.
No se lo iba a permitir. La mejor defensa es un buen ataque. Y lo bueno de estar convaleciente y enfadado es que se te ocurren las mejores ideas.
Me levante de la cama. Las piernas me temblaban un poco, pero podía andar. Recogí mi chaqueta. Había sido un detalle por su parte recogerme la chaqueta. El hombre dormía profundamente, se podía ver un poco de baba cayendo de la comisura de su boca y a veces emitía unos leves ronquidos. Le toque el hombro para despertarle.
-Meisner.
El hombre lobo se sobresaltó, agarrándome la muñeca y tratando de hacerme una llave, lo cual respondí con un golpe suave en su cabeza.
-No hagas el tonto, hombre.- Le reñí.
-Lo siento, Krishna. Me sobresalte. ¿Y qué haces levantado? Deberías estar descansando.
-Tengo mejores cosas que hacer, ya habrá tiempo para descansar.- Le dije y camine fuera de la habitación.
Era un lugar bastante lúgubre, pese a estar iluminado correctamente, las paredes eran de hormigón y las puertas metálicas, todas ellas numeradas. Empecé a caminar por el pasillo sin saber bien a donde dirigirme.
-¿A dónde vas?- Me pregunto el hombre lobo, siguiéndome de cerca.
-Vamos a buscar al líder de esta revolución y decirle como tiene que hacer las cosas.
-Pensé que no querías involucrarte.
-Ya estoy involucrado, quiero cargarme hasta el último de ellos y vosotros me vais a ayudar.
-Entonces sígueme.
El hombre se adelantó y yo le seguí de cerca. Dejaba tras de sí una estela de olor curiosa, agradable y extremadamente familiar. Subimos varios pisos  y dimos a una sala grande, con una mesa en el centro, donde había un mapa de la ciudad. Un hombre salió de un rincón.
-Veo que te has repuesto rápido.- Dijo el hombre. Tenía una barba abundante, que le tapaba parte del cuello y la mandíbula. Era poco más alto que yo y más ancho. Toda su ropa se ajustaba a sus músculos.- No esperaba que te quedaras más de lo necesario.
-Vengo a decirte como matar demonios en condiciones.
-Ya sabemos cómo matar demonios, Elemental.
No pude evitar una sonrisa de superioridad. Eran estúpidos. Caminé hasta la mesa y vi que tenían varias banderas de colores y caminos dibujados sobre él.
-¿Cuánta gente estimas que vas a matar?
-Morirán todos los demonios del edificio.- Contestó el hombre situándose al otro lado de la mesa.
-¿Y cuántos de los tuyos?
-Medio centenar como mucho.
-Mi plan te da cero bajas y la gran esfera de demonios de la ciudad eliminada. -No esperé a que me pidiera que se lo contase.- Solo necesito el equinoccio, un traje de lino blanco y dos decenas de francotiradores.
Le explique mi plan minuciosamente, que debía hacer, cuando debía hacerlo y que señales esperar. Resulto que había menos tiempo del que esperaba, había dormido mucho y el equinoccio era esa misma noche. Todos los preparativos se precipitaron pero estuvieron a tiempo.
Me puse el traje de lino, era fino y compuesto de una camisa de manga larga, un pantalón y unas sandalias. En otra ocasión hubiera pensado que esta vestimenta es muy fresca para esta época del año, pero la circunstancias pedían esto.
Meisner fue el que condujo hasta la entrada del enorme edificio. Su todoterreno era grande y espacioso.
-No quiero que vayas ahí solo, te matarán.
-No, no lo harán.- Afirme seguro de ello.- El equinoccio es el único día de tregua entre demonios y elementales.

Equinoccio de otoño. 21 de septiembre. Día en el que la noche y el día duran lo mismo. En épocas ancestrales, se consideró que un día en el que el día y la noche estaban equilibrados, no debía de haber batallas de ningún bando, por lo que la tregua se instauro para ese día, teniendo graves repercusiones de ambos lados aquel que la incumpla.”

Finalmente llego hasta la puerta del edificio central de los demonios.
-Ten cuidado, por favor.
-Siempre.- Le respondí antes de bajar del vehículo.
-Krishna.- Me llamó a través de la ventana bajada. Me asome al interior para oir lo que tuviera que decir y él solo me beso, suave y tranquilo. No pude evitar una sonrisa cuando acabo.
Volvería a por más de eso cuando esto acabase.
Entre en el edificio y todos se quedaron mirando, un guardia puso su arma en alto y me instó a que parase.
-Hoy no, amigo. Hay una fiesta ahí arriba y pienso asistir. No voy armado y no tengo intención de herir a nadie.
El guardia se quedó anonadado y yo continué mi camino al ascensor, al cual espere pacientemente y una vez dentro, pulse el número más alto que encontré, el catorce. El elevador hizo “ding” y las puertas se abrieron, sin embargo aún tenía que subir otro piso para llegar al ático. Por lo que tome las escaleras y subí ágilmente. Empuje las puertas que separaban el interior de la fiesta.
Todo el mundo se giró a mirarme. Mujeres y hombres elegantemente vestidos, con finas copas de cristal en las manos, llenas de burbujeante champan, y mandíbulas abiertas.
-¡Krishna! ¡Que sorpresa verte!- Estalló un hombre en la pista de baile que salió a recibirme. Era un hombre de mediana edad, vestido de manera impoluta. Tenía el pelo oscuro, como los ojos.
-Marcus, mi invitación debió de extraviarse en la mensajería.- Dije con una sonrisa.- ¿O quizás no esperabas que pudiera venir? ¿Quizás esperabas asistir a mi funeral?

Marcus Aján. Demonio. Es el líder de los demonios en la ciudad. Se dice que su crueldad radica en su falta de compasión. Le gusta torturar cosas hasta que simplemente mueren de agotamiento.”

-Pues no te voy a engañar, sí, tengo ganas de asistir a tu funeral. Me estas trayendo muchos dolores de cabeza.- Contestó con otra sonrisa, igual de fingida que la mía.- ¿Un poco de champan?
-Sí, porque no, me aliviara el dolor de las costillas rotas.
El hombre emitió una socarrona carcajada y me tendió una copa de champan, a la cual pegue un pequeño trago. Nunca me había gustado el alcohol.
-¿Bailamos? - Pregunte, tratando de fingir inocente.- Así podemos hablar mejor.
Caminamos hasta la pista de baile. La música sonaba lentamente por los altavoces sobre la azotea. Mi vestimenta resaltaba demasiado frente al resto de los asistentes, ropa blanca y fina frente a grandes y estrambóticos ropajes oscuros, mayoritariamente negro, quizás algún gris.
-No te gusta pasar desapercibido.- Comenzó a hablar mientas colocaba su mano sobre mi cadera y agarraba la otra.
-En los momentos adecuados me gusta tener todo el foco de atención en mi.- Contesté lentamente.- Dime, ahora que me tienes aquí, ¿qué piensas que vas a hacer conmigo?
-Pues no lo sé… Tendré que pensarlo. No tenía en la agenda ningún hueco para torturar elementales. Aunque seguro que encuentro alguno.
-Oh, solo me harías un hueco…- Dije con voz melosa. Como si la situación me gustase.- Me hubiera gustado poder pasar mucho, pero que mucho tiempo contigo…- Le susurre al oído.
-Bueno, si me lo pones así… igual puedo cancelar algunas reuniones… Y mandar a alguien a por los juguetitos…
-Eso suena mucho mejor…
La siguiente canción que sonó fue “Dance with the devil”. Una canción que no puede faltar en una reunión con los demonios. Me alegraba que no hubiera pasado ya. La canción discurrió como era hasta que el cantante de voz rasgada cantó: “Say goodbye, as we dance with the devil tonight. Don't you dare look at him in the eye, as we dance with the devil tonight?
Cuando justo se oyó un disparo y una mujer a nuestra derecha cayó al suelo, dejando un charco de sangre negra y espesa a su alrededor, mezclándose con el champan derramado. Luego otro disparo y otro hombre callo, esta vez a la izquierda. Según la canción avanzaba, todos los demonios iban cayendo y ninguno sabia hacia donde correr.
-¡Has roto la tregua! - Me acusó el líder, separándose un paso, pero quedándose en mi frente.
-Yo no he hecho nada. No los estoy matando yo.- Murmuré sobre la música, los disparos y la gente agonizando.
Podía notar la sangre salpicándome sobre la ropa y la cara.
La canción finalizó y solo quedaba Marcus en pie. El hombre, estaba conteniendo la ira, había cerrado los puños y cuando se dispuso a atacarme, le esquive, apartándome de su camino y dejándole a tiro. Una bala penetro en su pecho e hizo que cayera al suelo.
Me quede unos instantes ahí, quieto, visualizando la escena, viendo como Marcus terminaba de exhalar su último aliento. Casi cien demonios asesinados a sangre fría, desde la oscuridad que proclaman suya, desde los edificios adyacentes más altos. Gritos de júbilo se oyen en la azotea, hombres de diversas razas celebrando su victoria.
Espere a que alguien entrase por la puerta. Para mi sorpresa fue Meisner.
Deje que me llevará por las escaleras y el edificio, todo cubierto de manchas de sangre y cuerpos tendidos en el suelo. ¿Era esto lo que quería? Ahora habría caos entre los demonios restantes de la ciudad, que pelearían entre ellos para hacerse con el control. Era una guerra y mejor ellos que nosotros.
Meisner me llevo de nuevo a su todoterreno y condujo por las calles, que parecían mucho más tranquilas y apacibles. Llegamos al motel donde había alquilado la habitación y subimos a ella.
-Damien, estas herido.- Dije examinándole la herida en el costado. No era más que un rasguño y con su súper curación de hombre lobo se le curaría en un par de días.
-¿Me has llamado Damien?- Fue lo que respondió. No me había dado cuenta que era la primera vez que le llamaba por su nombre de pila.
-Te llamas así.- Me defendí.
-Es la primera vez que me llamas así…- Murmuró el hombre que se acercó a mi lentamente.- Pero no me gusta cómo suena en tus labios. Me gusta que me llames Meisner, eres el único que lo haces, suena especial en ti.
-Creo que me voy a duchar…- Murmuré mientras me apartaba de él y caminaba hacia el baño. Me desnude justo antes de entrar.- Espero que no tardes en venir.- Dije con una sonrisa pícara.

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4 comentarios:

  1. Holis! Creo que primi comentario *^* Me ha gustado un montón, me pareció muy entretenido desde el principio :) Tengo que destacar que lo de la prostitución vampírica me ha hecho mucha gracia xD No sé, fue un detalle genial xDD

    Ya sabes lo que opino de todo lo que escribes: me parece que tienes una imaginación desbordante y tus historias son muy entretenidas, así que nada, ¡a seguir así!

    Un abrazo. Mrs Byron.

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    1. Muchas gracias Sita Byron, me alegro mucho de que te haya gustado

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  2. ¡Uolas!
    Yo me siento un poco V.I.P. hoy porque ya lo había leído jeje Aún así no quería dejar de comentar. Eres tan original en tu forma de escribir y le pones tantas ganas... Cuando uno lo lee se nota y de alguna forma, conecta con una pequeña parte de tu imaginación. Un relato genial.
    ¡No dejes nunca de escribir!

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    1. Muchas gracias Rebeca! Es genial saber que os gusta tanto lo que escribo! Desde luego seguiré escribiendo cositas, desde luego ;)

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