miércoles, 31 de octubre de 2012

Especial Halloween (Parte 1)


Dadas las fechas, me pareció una buena ocasión para realizar un especial de Halloween y dado que me quedo un poco largo lo dividí en dos partes, para que tengáis un poco mas de intriga. Es un apéndice en la historia original y no tendrá repercusiones en ella, es como si no hubiera pasado.

-Venga Walker… Tiene que venir.- Suplicaba Nina en la puerta.- Todo el mundo va a ir a pasárselo de miedo. No puedes faltar.

-Te he dicho que no, Nina. Me parece ridículo disfrazarme y dar “miedo”.- Contesto Walker. – Además, tengo cosas que hacer.

-Jo, Walker… Es tu primer Halloween en RiverTown, al menos ven a la casa de los sustos.

Walker miro de nuevo a Nina, está llevaba una capa larga con el cuello alzado, un frac y la cara blanca. Tras eso recordó porque tenía que quedarse en casa. Todo el instituto estaría lleno de gente disfrazada de Drácula, momia, zombi u hombre lobo. Pero él tenía algo más que hacer esa noche en lugar de ir de fiesta y pedir caramelos por las casas.

Luke no estaba en casa. En una ocasión normal me empujaría a ir a las fiestas y pasárselo bien, pero no en Halloween, donde las pesadillas invaden el mundo. Y no solo el mundo real.

-Tengo trabajo.- Contestó.

-Los deberes los puedes hacer mañana. Halloween solo hay uno al año.

-No esa clase de trabajo.

-Que aburrido eres cuando quieres…- Se rindió finalmente la chica Drácula.-Si quieres divertirte estaremos en el gimnasio del instituto, en la fiesta.

-Estaré atento. Seguro que acabo enterándome de la fiesta.- Contesto el chico y cerró la puerta, dando por zanjada la conversación.

-Qué hombre…- Murmuro mientras volvía a su casa. Tenía que esperar a Tara.

Esta chica no tardó en llegar. Apareció con un espectacular vestido negro, ceñido, con un escote de infarto que le realzaba el busto y los pechos. Tenía la cara blanca como la leche y los ojos pintados de un negro profundo. Me recordó a un extraño fantasma de un sueño de pequeña… Una pesadilla.

Como si de un trueno se tratase, en su cabeza se encendió una bombilla que le dijo que es lo que Walker iba a hacer esa noche. Dormir. Trato de buscar una explicación al porque justamente hoy tenía que irse pronto a la cama. Sabía que tenía que ver con pesadillas, pero no se explicaba porque justamente hoy.

Nina decidió enviarle un mensaje a Walker preguntando precisamente por eso, ¿Por qué tenía que ser esa noche? Y ¿Por qué no puede esperar a mañana?

Junto a Tara, fueron al instituto. El gimnasio estaba abierto y de él salía una suave niebla y música atronadora. Ambas amigas se internaron en el lúgubre lugar. La cancha de baloncesto había sido sustituida por una pista de baile, donde prácticamente todo el instituto bailaba. En un lado estaba la tarima con el DJ y en los lados había mesas con ponche de frutas y patatas.

Rápidamente se fundieron entre el gentío y se unieron a la frenético movimiento de la pista. Hasta que algo agarro a Nina por atrás y la inmovilizo, coloco sus labios en su cuello y mordió.

El intento de zombi solo pudo reír tras ese mal ataque por su parte. La chica no sabía si reír o llorar, a ella también le parecía patético el intento de su novio Mike de asustarla.

-Tú y tu equipo de futbol zombi tenéis que hacerlo mejor si queréis asustar a alguien.

Sí, todo el equipo de futbol, incluidas animadoras, se habían puesto de acuerdo y se habían disfrazado de zombis. Todos con ropas rasgadas, kétchup por el cuerpo y demás parapetos para aparentar ser unos muertos vivientes.

El móvil de Nina vibro en sus pantalones haciendo que la draculina y el zombi se separasen. La chica miro el mensaje, no esperaba que Walker le contestase, pero ahí estaba el mensaje que decía “Halloween es la noche con más pesadillas”.

Entendía el mensaje, pero no entendía el porqué. No le dio importancia, guardo el móvil y siguió bailando. Realmente estaba intrigada, pero mañana se lo preguntaría, ahora se lo pasaría bien.

Tras llevar un rato bailando, que le pareció una eternidad, Tara le asalto para ir al baño. Una vez ahí dentro, Tara no pudo aguantarlo más.

-Robert Smith ha estado acosándome… No sé de que iba disfrazado, pero se ha refrotado contra mí en cada canción que ha sonado.

-Eso habrá sido un problema para ti…- Contesto Nina tratando de ocultar un bostezo.

-No, que va… Me ha encantado, y me he dejado y todo… Pero no quiero que piense que son una facilona…- Tara también trato de ocultar otro bostezo.- No hagas eso, que me lo contagias.

-No es a propósito…

Ahora Nina se notaba cansada y con sueño, pero era muy pronto todavía, la noche era joven. Tras retocarse un poco y ordenarse un poco el pelo, volvieron a la pista de baile.

La gente se volvía más torpe con el paso de los minutos y todos poco a poco se iban retirando a los lados para dejar de estorbar en la pista. Y los que se iban retirando se quedaban apoyados en las paredes y se iban quedando dormidos poco a poco.

Walker mientras tanto se quedó dormido en un momento. Tenía claro que es lo que tenía que hacer, lo que no sabía era a donde ir. Así que simplemente salió de casa y caminó. Pensó que el lugar más probable para esa noche fuera el instituto.

El instituto en este mundo también estaba decorado para el acontecimiento. Nunca se había fijado en cómo el mundo onírico cambiaba de igual modo que el real, aunque era obvio, ya que los sueños están formados por lo que recordamos y se basa en el mundo real que conocemos.

Walker se atrevió a entrar y ahí dentro las luces se movían al son de una música que no terminaba de sonar. Vacilo al encontrar a una persona únicamente, parada justo en el centro de lo que tendría que ser la pista de baile. La persona se volvió hacia él y para su sorpresa, era Eric.

-¿No crees que falta algo aquí? – Preguntó el chico.

-¿A parte de la música y la gente?

-Música… -Repitió.- Claro…

Walker se concentró un poco y empezó a sonar la primera canción que le vino a la cabeza. Eric también lo escucho y se alegró.

-Ahora está mucho mejor.

La música que Walker había elegido no era precisamente bailable, pero Eric empezó a moverse tratando de llevar el ritmo de la música.

-¿Puedo unirme? – Pregunto el chico rubio con cierta duda. Se le veía muy entretenido él solo.

Pero no se lo negó y le invito a entrar la cancha de baloncesto. Walker se sentía, a falta de una palabra mejor, estúpido, pero dado que era un sueño y nadie se acordaría de ello, salvo él, se dejó llevar.

Sin saber bien como fue, tenía el cuerpo de Eric pegado al sueño y ambos bailaban al son de música que sonaba de fondo, casi inaudible. Pudo separarse e irse, tenía trabajo, pero no quería irse.

Su mano, la de Walker, se colocó sobre el correspondiente hombro de Eric. Y lo siguiente que se encontró fue a Eric enganchado a su cintura y la música que sonaba era una tenue balada. Se rindió y termino por enlazar las manos tras la cabeza de su acompañante. Walker se sentía bien, nunca había bailado de ese modo, su único novio le llevaba dos años y nunca le había llevado a un baile.

Eric miro a los profundos e intensos ojos azules de su pareja de baile. Algo dentro de él se encendió y enterró todo el miedo y las dudas que habitaban en su mente. Se puso de puntillas para salvar la escasa distancia entre ellos, hasta que tapo la deslumbrante sonrisa de Walker con sus labios.

Un suave y delicado contacto, que no tardo en convertirse en un intenso beso. Walker tiro de él, deleitándose con ese beso, que no había esperado pero que no iba a rechazar. Eric disfruto de su primer beso, dejo que Walker jugase con sus labios, los acariciase y sus lenguas se entrelazasen.

Walker oyó las puertas abrirse y cerrarse, pasos y murmullos en sus alrededores. No le importo y continuó a lo suyo. Sus manos se mezclaron en el pelo de Eric. Los murmullos se hicieron más altos y la música también se había alzado y cambiado.

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domingo, 28 de octubre de 2012

8. Guardianes del sueño


Hoy en el mundo de los sueños, veremos como Nina conoce un poco mas de este mundo, mas haya de su jardín y conocera a las pesadillas, todo con la ayuda e Walker. ¿Intrigad@? Pues venga, a leer. Ah y no se te olvide comentar que te ha parecido.

Nina se despertó en su azulada habitación, todo estaba sinuoso y retorcido, con lo que dedujo que ya estaba soñando. Se levanto de su cama y noto un ligero soplido de aire frio. La ventana estaba abierta. Se acercó a ella y vio algo justo en su ventana, algo oscuro moviéndose. No pudo reprimir un grito y retrocedió, se tropezó con la mochila de clase y cayo al suelo. La sombra que le había asustado también perdió el equilibrio y cayó hacia fuera. También emitió un grito de sorpresa.

Nina se levanto dubitativa y se acercó a la ventana para mira que había sido. Se asomo y vio a Walker bajo su ventana.

-Te has despertado muy pronto.- Dijo.- Menudo susto me has dado.

-¿Eras tu el que estaba en mi ventana?- El chico asintió.- ¿Y que hacías aquí?

-Quiero enseñarte varias cosas… ¿Vienes?

-Sólo si respondes a mis preguntas.

-Para eso he venido. – Reconoció con una sonrisa.- Responderé a tus preguntas y te enseñare lo que yo sé acerca de este lugar.

Nina, satisfecha por su negociación se dirigió a la puerta y trato de abrirla.

-Nina, ¿Por qué no sales por la ventana? Será mas rápido para los dos.

Nina volvió a la ventana y se asomo, vio la distancia al suelo y negó con la cabeza.

-¿Estas loco? ¿Y que me rompa algo? Prefiero bajar las escaleras.

-Punto número uno. – Dijo- Para ver has de creer.

-¿Qué diablos significa eso?

-¿Te acuerdas de ayer con la puerta? Hasta que no sepas lo que quieres hacer y lo creas con convicción no lograras avanzar. Piensa en lo bien que vas a aterrizar y que no te vas a hacer daño. Pero créelo de verdad.

-Que fácil es decirlo.-Murmuro Nina desde la ventana. No terminaba de convencerle

-Y si no, siempre es un sueño, ¿Qué te va a pasar? ¿Que te despiertes?

Vale, eso fue algo que no esperaba oír.

-¿Si me hago daño me despertaré? – Preguntó con cierta incredulidad.

-Claro, esto no deja de ser un sueño. Así que salta, no te va a pasar nada.

Nina se lo pensó detenidamente. Saltar desde la ventana era saltar desde la ventana, fuera sueño o no. Pero si caía mal y se hacía daño se despertaría y era como si no hubiera pasado nada. ¿Pero si no era cierto? Ahí estaba la pregunta, ¿Confiaba lo suficiente en el chico de enfrente?

La chica se sentía insegura, sin embargo Walker ahí abajo le esperaba paciente y sonriente, pero no se veía con intención de hacer daño, sino con verdaderas ganas de ayudar.

Sin pensárselo un segundo más, subió al alfeizar de la ventana y salto.

Como si sólo hubiera saltado de la acera a la carretera, sus pies estaban clavados en la tierra del jardín delantero. No se había roto nada, ni torcido, ni siquiera golpeado. Estaba sana y salva en el suelo.

-¿Cómo es posible? Es totalmente imposible.

-Es un sueño, todo es posible si sabes como.- Contestó con una sombrosa naturalidad.- Solo tienes que creer que puedes.

-Suena tan fácil…

-Y lo es. Solo has de saber hacerlo. Como lo de las puertas, solo podrás abrirlas si sabes que es lo que hay detrás, o mas bien lo que quieres que haya detrás.

-Vale… Supongamos que te creo. ¿Puedo hacer lo que me dé la real gana?

-Sí. – Contestó.- Siempre que creas en ello. Pero no somos los únicos que estamos aquí…

-¿No somos los únicos? ¿Quién mas hay?- La chica se trato de tranquilizar. Se le acumulaban las preguntas y no sabía en que orden exponerlas.

-Estamos nosotros y todos los que estén ahora durmiendo. Luego están las pesadillas y las Reaper.

Walker examino a Nina, la expresión de confusión de la chica solo creció y al parecer se asustó. No creía posible que pudiera haber nada más en sus sueños excepto ella.

-Empecemos por el principio, ¿te parece? – Dijo el chico con voz tranquila. Empezó a andar por la calle, en dirección al instituto.- Esto es el mundo onírico, el mundo de los sueños, todo el que duerme viene aquí. Solo unos pocos, como tú o yo podemos recordarlo completamente. Otros de vez en cuando recuerdan ligeros fragmentos de su estancia aquí. Eso son los sueños. No sé como se creo, en nuestro plano físico no existe, y es como si nuestras mentes se interconectasen, podemos entrar y salir de los sueños de otros. Es bastante complicado explicarlo todo de golpe.

-Así que yo no tengo un sueño y tu tienes otro, sino que ambos, y todos, soñamos lo mismo, solo que no coincidimos en este mundo. –Resumió Nina tras procesarlo un poco.

-Exacto. Al tratarse de un mundo imaginario compartido podemos hacer todo lo que se nos antoje, no solo nosotros dos, sino todos, pero la mayoría no lo sabe porque no lo recuerda.

-Como cuando te cuentan un sueño y dicen “De repente aparecí en no sé donde”.- Ejemplifico la chica de manera correcta.

-Eso es, realmente solo cruzan una puerta, como ayer tu cruzaste de tu habitación a la cocina.

-¿Y Por esto recuerdas tu mi sueño?- El chico simplemente asintió con una sonrisa.- ¿Y porque se lo contaste a Tara?

-Quería llamar tu atención sin llegar a parecer un loco acosador.

-Pues no se si lo has logrado muy bien…

-Mientras no me quemes en la hoguera…- Rio Walker. – Ahora te voy a presentar a otro tipo de seres que viven aquí.

El chico entro en el instituto y Nina le siguió de cerca, todo era oscuro y azulado, igual de curvado y tortuoso que el resto del mundo.

Algo se movió en la espalda de Nina y esta se giro asustada. Al no ver nada pensó que había sido su imaginación con una mala pasada y continuó siguiendo a Walker. Otra vez volvió a notarlo, esta vez, incluso se le movió el pelo. Le provoco un escalofrío. Walker también lo noto y se giro.

-Nina, que rápido lo has encontrado.- Musito.

La chica se quedo confusa. ¿Qué había encontrado? Se volvió sobre su espalda y ahí estaba esa cosa. Nina se asusto y retrocedió unos pasos, los que la distancia hasta Walker le permitían.

-No te asustes, son solo pesadillas.

-Las pesadillas dan miedo…- Susurro.- Haz algo Walker.

Walker salió de detrás de Nina y cogió esa sombra diabólica que tanto atemorizaba a Nina. Fue mucho más fácil de lo que esperaba. Una vez en sus manos lo coloco delante de Nina. Esta continuó retrocediendo.

-Nina… No te asustes, solo es un fantasma… De hecho no es ni eso… Es como gelatina… Mira, tócalo.

El muchacho estiro el brazo con la “pesadilla” en la mano y Nina atemorizada completamente estiro el brazo y lo rozo apenas cuando empezó a chillar como una loca.

-No le tengas miedo… Estas pesadillas son capaces de controlar el entorno para asustarnos. Se alimentan del miedo que tenemos de ellas o de lo que nos rodea. Pero no son mas que eso… Fantasmas gelatinosos recubiertos de humo. Jamás te harán daño.

-¿Nunca se muerde la mano que te da de comer? – Pregunto aun asustada por el espectro. Walker le sonrió y volvió a tender el fantasma.

Esta vez, la chica, con un poco más de seguridad le acaricio, y noto lo esponjoso que era. Tal como Walker había dicho parecía gelatina negra rodeada de humillo. Tras haberlos conocido no daban tanto miedo, incluso le gustaron.

-¿Qué se hace con ellos?- Preguntó Nina.

-No los matamos, nunca he podido matar una pesadilla en un sueño… Solo los asustamos y dejamos que se vayan, alejándose de sus víctimas.

-¿Cómo?- Insistió la chica.

-Yo suelo jugar a los bolos con ellos. Es divertido.

-Pobres…- Recrimino.- ¿Como puedes jugar a los bolos con unos fantasmitas tan adorables?

-Pueden ser adorables… Pero a veces te hacen pasar miedo y cuanto más miedo pasas mas grandes se hacen y a más atraes… Así que lo mejor es deshacerse de ellos lo más rápido posible.

Nina se quedo pensando en todo lo que había aprendido ese día.

-¿Me enseñaras todos los trucos?- Walker asintió. - ¿Y que sueles hacer por aquí mientras sueñas?

-Según el día.- Contesto encogiéndose de hombros.- A veces me dedico a espantar pesadillas, otras veces ayudo en las investigaciones de mi tío…

-A la… Como mola, entonces ¿también eres policía?

Walker negó y le explico que él solía vigilar los sueños de los investigados de su tío, que normalmente soñaban con proteger sus secretos y en ese mundo era donde los exponían. A veces era muy fácil manejarlos de manera que soltasen lo que sabían en un periquete, pero otras era mucho mas complicado.

-¿nos podemos meter en los sueños de cualquiera y controlarlos a nuestro antojo?

-Así es… Pero tienes que contar con que para ellos tiene que seguir pareciéndoles real… Sino pueden asustarse o confundirse y suele ser malo. Así que cuanto mas lejos de los sueños de los demás estés, será mejor para ellos y para ti.

-¿Malo? ¿Por qué iba a ser malo?

-Punto número dos: Lo confuso muerde. –Dijo Walker alzando la mano con dos dedos.- La gente en este mundo es bastante más agresiva con lo desconocido y tiende a atacar si se ven amenazados, aunque en la vida real sean pacíficos. Si se dan cuenta de algo extraño reaccionan así.

-Vale, anotado, nada extraño.- Murmuro Nina.- ¿Algo más que deba saber?

Walker encogió los hombros. No se le ocurría nada más que debiera de saber ahora mismo. Solo le quedaba practicar y ahí solo podía decidir ella, si confiaba en él o no… Más no podía hacer. Le daría consejo y le ayudaría a moverse con soltura por el mundo onírico.

Por los pasillos empezó a sonar un concierto lejano. Walker lo reconoció enseguida, pero Nina miro a su alrededor buscando su origen.

-Es mi despertador. Son las seis de la mañana.- Aclaro Walker.

-¿Ya? ¿Tan pronto?

-Si, el tiempo aquí discurre de manera distinta, pero parecida.

-¿Cómo salgo de aquí? Es algo que debería de saber…

- Tienes dos opciones: Volver a tu cama, meterte y esperar a despertar, o bien puedes desearlo y despertar ya.

Walker cerró los ojos y se tiro hacia atrás. Nina, asustada se abalanzó para cogerlo, pero se el brazo de Walker se le escurrió entre los dedos. Pero lo asombroso fue que no cayó al suelo, solo desapareció. La chica quedo totalmente asombrosa, había desaparecido por completo ante sus ojos. ¿Eso era despertarse?

Nina cogió aire y cerro los ojos. Pensó en su cama y en lo caliente que se estaba en ella. Luego se dejo caer suavemente hacia atrás. Noto como su pelo se quedaba atrás y le hacia cosquillas en la mejilla.

La siguiente sensación fue caer en su cama, sobre su colchón mullido y calentito. Miro su despertador. Marcaba las seis y diez de la mañana. Salió de su cama y un ligero fresco la recorrió. Se acercó a la ventana y vio a Walker saliendo de la casa de enfrente.

El chico le sonrió y le saludo antes de echar a correr por la calle.

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domingo, 21 de octubre de 2012

7. Guardianes del sueño


Este domingo Nina nos cuenta un poco más sobre los primeros días de Walker y nos relata como el muchacho ha alterado a su mejor amiga Tara. ¿Quieres saber que pasó? Léelo abajo y luego cuéntame que te ha parecido.

El club de matemáticas estaba en la misma aula que la clase, y de hecho la impartía el mismo profesor. Allí, lo que hacíamos eran matemáticas más avanzadas y de vez en cuando nos llevaba a sitios de excursión que la excusa de “la naturaleza son todo matemáticas”.

-Creo que hoy íbamos a tener un nuevo compañero, ¿no?- Dijo el profesor tras habernos acomodado en el aula.

Acto seguido Walker apareció por la puerta jadeante.

-Siento mucho llegar tarde, no sabía donde era el club exactamente.

El profesor le disculpo y le invito a sentarse. Solo éramos siete en el club, la mayoría empollones, es triste que yo lo dijese. Con Walker éramos ocho. El profesor nos puso en mesas enfrentadas, yo estaba sentada frente a una silla vacía. Todos los demás chicos ya estaban en parejas, que eran amigos entre sí fuera del club. Walker ocupo la silla con su habitual sonrisa.

-Bien, hoy y estos días vamos a crear códigos de encriptación. –Dijo el profesor.- Vamos a comunicarnos con la persona de enfrente sin que los de al lado se enteren.

Estuvo dando un poco de chapa histórica, de esa que tanto les gusta a los profesores, dijo algo de las guerras mundiales, la guerra fría y demás sitios donde la codificación de mensajes se había dado. Incluyo internet y los teléfonos.

Tras eso nos dio unas pautas para crear códigos, como que teníamos que pensar que tipo de mensaje sería, que información llevaría y si admitiría respuesta o confirmación.

Walker se puso a pensar y por la cara que puso no tardo en idear un sistema de codificación. El profesor nos dejo salir antes con la condición de que tuviéramos el código listo para la semana siguiente.

-¿Estas segura de que no quieres venir con Tara y conmigo a hacer esos horribles ejercicios de matemáticas?- Me pregunto al salir de la clase.

Esta mañana no quería por dos razones: Pasar demasiado tiempo con Eric era malo y estropearle la “cita” a Tara era peor. Pero ahora quería hablar con él a solas, largo y tendido. Le había escuchado hablar con Tara en la clase de matemáticas sobre su sueño y había sido clavado al mio, incluso en los meros detalles…

Quería preguntarle como era posible, que dos personas soñasen lo mismo la misma noche. Y como era posible que hubiera soñado con él incluso antes de conocerle. Y todo eso sin parecer una loca lunática.

-No… Sigo teniendo cosas que hacer… - Contesté.

Quizás fueran todo imaginaciones mías y si daba un tiempo, unos días, para que se calmara todo, me daría cuenta de que era solo eso, sueños.

Además, durante la comida había estado hablando sobre esto mismo con Tara, tratando de no sonar tan loca como me parecía que sonaba. No tuve mucho éxito, pero Tara estuvo bastante… Comprensiva. Dijo que le preguntaría sobre el sueño y trataría de obtener alguna respuesta durante su cita de estudio.

-No le tengas miedo a Tara… Es mucho ruido y pocas nueces.- Le tranquilice a Walker, estaba segura de que quería que fuera yo para mantener a raya a mi amiga.- Solo sonríele y mantén un poco el espacio.

Me sonrió con una sonrisa forzada. No le hacia mucha gracia. Le acaricie el hombro para darle ánimos y nos despedimos, deseándole suerte, ya que la necesitaría.

Poco antes de llegar a casa, Eric salió a mi encuentro. Vivía un par de casas mas continuando la calle. Me puse tensa, no sé porque, pero me ponía nerviosa teniéndole cerca. Mike se pondría furioso si supiera que tengo que hacer el trabajo de mates con él.

-Hola, Nina…- Murmuro cuando estuvo lo suficientemente cerca, con paso cauteloso y mirando a todos lados.

-Eric.- Contesté con un tono mas serio del que pretendía.

-Hoy he visto a Mike amenazando al chico nuevo… -Murmuro. No me gusto. No me gusto que Mike intimidara a Walker, y no me gusto que fuera Eric quien me lo dijera. Lo tendría que hablar con Mike…

-No deberías meterte donde no te llaman, Eric, puedes salir mal parado…- Dije tratando de sonar comprensiva. Eric tenía suficientes problemas con los suyos y no debía meterse con los de los demás.- Oh, toma, ¿podrías hacer estos ejercicios de mates? – Le di un papel con varios números de los ejercicios.- Cuando los acabes estaría bien que me los mandases.

-Si… Claro…- Musito el muchacho. Yo me encamine a mi casa.- Nina…- Me volví para ver que quería.- No dejes que le pase lo mismo que a mi.

Trate de sonreír, pero se quedo en una media sonrisa, así que asentí.

Eric ahora sí se marcho y yo entre en mi casa. Despeje la mesa de la cocina y me puse a hacer los deberes.

Fue la vibración del móvil lo que me saco de los libros. Era un mensaje de Tara. Tenía noticias jugosas, según ella, y que venía hacia aquí. Al cabo de unos minutos tocaron a la puerta y tras ella estaba Tara. Nos recluimos en mi habitación, donde la invitada se sentó en la ventana y miraba hacia el exterior.

-Es gay… Seguro… -Empezó a decir la mujer.- Me he insinuado mil veces y hasta me he puesto un escote de infarto.- Efectivamente llevaba un escote que dejaba entrever sus senos.- Y ni me ha mirado una sola vez.

-Eso no quiere decir que sea gay.- Contesté.- Es nuevo, todavía se tiene que adaptar, cuando ya conozca un poco mas el lugar y a la gente, seguro que empieza a tontear.

-No se yo…- Volvió a mirar al exterior. Ahora sabia que miraba hacia la casa de enfrente, en busca del chico.- Me ha estado haciendo muchas preguntas. Se suponía que iba a ser yo la que preguntase.

-¿Qué clase de preguntas?

-Pues de todo un poco… Sobre la gente sobretodo. Quería conocerlos un poco a todos… Es un poquito raro… Pero ese culito es… Le estuve acariciando la pierna con el pie… Así…- Y con la punta del pie me acaricio la parte de atrás de la pantorrilla.- Y no le gusta…

-Bueno… Sí, es raro… Pero no es para tanto…

-Y cuando trate de darle un beso, me hizo la cobra, ¡la cobra!

-Espera, espera, espera… ¿Trataste de besarle?- Repetí totalmente incrédula.- ¿No crees que eso fue pasarse?

-Jo… Pero quería probar esos labios… Seguro que saben a fresas silvestres… Míralo… Ahí llega.

Mi amiga empezaba a sonar entre enamorada y obsesionada. Esperaba que fuera la euforia de la primera semana… Me acerque a la ventana y vi como Walker llegaba. Su perro, un pastor alemán salió a recibirle agitando el rabo y con una pelota en la boca.

El chico en lugar de entrar en la casa, tiró la mochila en la puerta y se puso a jugar con el perro. Él tiraba la pelota y el perro se la traía. Mi amiga suspiro. El perro logro derribar a Walker y se quedaron jugando en la hierba, mientras el perro le lamia la cara.

-O puede que los labios le sepan a saliva de perro.- Contesté divertida. Luego me puse sería y me senté a su lado- Eric me ha dicho que vio como Mike le amenazo en la hora de la comida.- Murmuré entre preocupada y esperanzada, quizás mi amiga tuviera alguna solución.

-¿Cómo? ¿Qué le dijo? – Preguntó nerviosa y se volvió hacia mi.

-No lo sé… Quizás, lo mas probable, es que Mike quisiera impresionarle para tenerlo tanteado.

-Como un macho alfa marcando su territorio…

-Algo así…

-Quien fuera ese perro en esos momentos…- Murmuro mi amiga, volviendo a mirar por la ventana.

-Vale… Tienes un serio problema…- Dije.

Separe a mi amiga de la ventana y la lleve al salón, puse la tele y de seguido una película. Puse “los vengadores”. Pese a que para mi gusto había demasiadas explosiones y peleas, a mi amiga le gustaban los actores, se le caía la baba y pensé que seria un buen método para hacerle olvidar a mi vecino de enfrente.

-Vale, mi primer trio será con el capitán América y Thor.- Dijo mi amiga cuando acabo la peli.

-Pues creo que nunca tendrás un trio.- Respondí divertida.

-Tara, ¿vas a quedarte a cenar? – Pregunto mi madre desde la cocina.

-No señora Dalton, muchas gracias. Me iré enseguida.

Mi amiga se fue al cabo de unos minutos, al despedirse de mi madre.

-Si que habéis estado entretenidas…- Comento mi madre mientras preparaba la cena.

-Si… Tara tuvo un percance amoroso…- Conteste y me puse al lado de mi madre y empecé a picar verduras.

-Tara siempre tiene percances amorosos.- Rio mi madre. - ¿Qué ha sido esta vez?

-Trato de besar a Walker, el chico de la casa de enfrente.

-Oh, vaya… Es un joven muy atractivo…

-No digas eso delante mía, que me pongo celoso.- Contesto mi padre por la espalda, que entraba a casa.

Mis padres se besaron, con lo que yo me centre en cortar zanahorias, era asqueroso ver a mis padres manoseándose, y mejor no pensar en como me concibieron. Mi padre se fue al piso superior a cambiarse y mi madre volvió a la conversación.

-Pues besar a ese chico no me parece un percance…- Continuo como si la interrupción de mi padre no hubiera pasado.

-Walker la esquivo y no llego a dárselo. – Aclaré.

-¡Ah! Vale, ahora entiendo lo del percance… Pues que no cese en su empeño, es posible que lo consiga.

-Mama… Incluso es posible que siga teniendo novia en Nueva York… - Defendí al chico.- No se le puede entrar a un chico el segundo día que le conoces…

-Quizás tengas razón… Debería de haber esperado… Pero eso no es motivo para tirar la toalla.

Mi padre bajo con unos vaqueros y su camiseta de los “Cowboys Dallas”. Al parecer hoy habría partido de futbol.

-Cariño. – Dijo mi madre. Cuando usaba ese apelativo es que iba a pedir algo a mi padre.- Podrías invitar a Luke Hale al partido. Todavía no conocerá a mucha gente.

-¿A quien? – Pregunto mi padre.

-A Hale, al vecino de enfrente, el que tiene un hijo.

-Sobrino.- corregí a mi madre. – Es su sobrino.

-Oh. Vaya, vale. El que tiene un sobrino de la edad de Nina.

-Está bien…- Contestó mi padre.- Cenemos primero, luego voy y le pregunto si quiere ver el partido en casa.

Cenamos tranquilamente lo que habíamos estado preparando y una vez acabamos mi padre salió y volvió al cabo de unos minutos con el tío de Walker. No sé porque esperaba que Walker hubiera venido con él también.

El tío de Walker, el inspector Hale, era de una edad cercana a la de mi madre, unos cuarenta, con el pelo oscuro y ojos claros, también azules, pero no tan intensos como los de su sobrino. Llevaba otra camiseta de futbol, pero no del mismo equipo que mi padre. Cogieron unas patatas fritas y unas cervezas y llenaron el salón.

Yo me encerré en mi habitación, me senté en la ventana, donde había estado antes Tara y me puse a leer. Cuando me entro sueño me metí en la cama.

¿Qué extraño sueño me esperaría hoy?

Espero que os haya gustado, comentad que os gustaría leer o que hubierais hecho vostros en ese lugar y si queréis ser los primeros en saber que se ha subido un capi, haceros seguidores al final de la página o mirar en la lista de capítulos.

miércoles, 17 de octubre de 2012

6. Guardianes del sueño


Ya se que el miércoles no corresponde un capítulo, pero como necesitaba adelantar un capítulo para que me coincidiese el especial de Halloween con la fecha, mas o menos, pues he decidido adelantároslo hoy. Espero que lo disfrutéis, en esta ocasión Walker nos cuenta como reacciona Nina y se entera de porque Eric es un relegado. ¿Quereis saber mas? Leerlo aquí abajo y decirme que os parece.

Para cuando volví de correr, Luke seguía durmiendo, posiblemente se quedase hasta tarde trabajando, haciendo papeleo y demás cosas, por lo que procure no meter mucho ruido, pero como por todos es bien sabido, cuando tratas de hacer algo sale todo al revés. Me tropecé con la silla de la cocina y me golpee con la puerta de la habitación. Hasta Spike ladró para pedir comida, que se me había olvidado ponerle en su cuenco.

-Luego te tumbas en el sofá y no metas ruido.- Le dije al perro.

Sabía perfectamente que me había entendido, pese a que puso la cara de “no te estoy entendiendo y me importa un bledo”, ladeando la cabeza, estirando las orejas y poniendo ojos llorosos. Cogí la mochila y salí de casa.

Mientras subía por la calle hasta el instituto pensé las diferentes reacciones que iba a tener mi vecina de en frente cuando me viese. La menos probable era que se lanzase sobre mi y acribillarme a preguntas. Lo mas seguro es que pensase que solo había sido un sueño muy raro y nada mas; no haría nada extraño, ni siquiera me miraría.

Así que, tenía que ser yo el que le diese a entender que había sido algo más que un simple sueño, al menos como el concepto al que la gente normal está acostumbrada. Pero… ¿Cómo hacerlo sin ir directamente y parecer un loco? La mejor idea que tuve fue ir soltando detalles del sueño, de manera que fuera ella quien encajara que habíamos soñado lo mismo. Sabía que atacarla directamente la asustaría, mejor que lo recapacitase ella poco a poco, a su ritmo.

Una vez en el instituto me dirigí al aula directamente, no tenía nada que hacer vagabundeando por los pasillos. Las clases pasaron lenta y aburridamente, como si fueran miel sobre un poco de pan. Hasta la clase de matemáticas.

Allí Nina y su amiga Tara tenían clase también.

-Hola compi.- Dijo la chica bajita mientras me golpeaba con la cadera de manera cariñosa.- ¿Listo para el maratón de ejercicios de mates?

-Estoy impaciente.- Conteste con una sonrisa, de modo irónico, claro esta.

-Está tarde hay club de matemáticas.- Dijo Nina mientras se sentaba en su sitio.

-Walker, ven aquí, siéntate con nosotras…- Comento Tara, no te quedes por ahí solo. Golpeo la silla a su lado invitándome.- Luego podemos quedar para hacer los ejercicios.

-Me parece una idea estupenda. Después de comer estaría genial.- Respondí. Era una mentira como un templo, no me apetecía lo mas mínimo.- Nina, invita a tu compañero y lo hacemos entre los cuatro. Así habrá que pensar menos.

Las chicas se miraron entre ellas, una de esas miradas que se lanzan entre ellas y con las que se comunican telepáticamente.

-No, Walker, muchas gracias por la oferta, pero tengo cosas que hacer después del club.

Esa era una buena excusa… Quizás si forzase la situación un poco lograría que ella quedase quedar, aunque solo fuera para que me explicase. Puse mi plan en marcha. Por suerte, Tara era un saco sin fondo de cháchara sin sentido ni objetivo, hablaba de cualquier cosa desde cualquier punto de vista y de cualquier persona. Tras dejarla hablar un rato, con lo que contestaba que sí aunque no le prestaba gran atención a lo que decía, quise intervenir, y dado que era difícil que ella parase, aunque fuera para coger aire, decidí cortarle.

-Tara, a ver si puedes ayudarme.- Murmuré tratando que el profesor no me escuchase.- Veo que tienes un don especial con la gente. Seguro que puedes ayudarme.- Ella acepto de buen grado el piropo y me instó a contarle mi problema.- Veras, esta noche he tenido un sueño rarísimo y tu igual puedes decirme que significa… -Me asegure de que Nina me escuchase también.- Estaba encerrado en mi habitación, ni la puerta se abría, ni la ventana… Era muy agobiante…

-Aja…- Asintió la chica con cara pensativa.

-Y cuando Nina paso por delante, la ventana se abrió, como si quisiera hablar con ella. Y luego la puerta pero en lugar de dar al pasillo, daba a la cocina. De mi habitación a la cocina… De locos… Y luego, la puerta de la cocina daba al jardín trasero y al ir a la parte delantera tarde un siglo… Era tan extraño…

-Humm… -Murmuro la chica.- ¿La casa era tu casa de aquí o la de Nueva York?- Dije que la de aquí, al fin y al cabo, para el objetivo que tenia me daba igual. La atención de Nina estaba puesta en nosotros.- Puede ser que te sientas extraño, al fin y al cabo todo es nuevo para ti, incluso la casa, y te sientas perdido dentro de ella y Nina es el primer contacto que has tenido con el lugar y el instituto.

Desde luego la muchacha parecía entregarse mucho en su papel de psicóloga y al menos no lo hacia del todo mal, al menos salía realista. Nina había pegado el oído, pero no podía ver su cara, por lo que no podía saber que le pasaba por la cabeza. Aunque pronto lo sabría.

El timbre sonó y Nina tuvo urgencia para irse, llevándose a Tara con ella. Supuse que irían a hablar sobre lo que acababa de pasar. Me gustaría saber a que conclusiones llegan.

Con la comida salí fuera para aprovechar el sol. Mi intención era sentarme bajo un árbol, pero vi a Eric sentado en un árbol, también comiendo y leyendo un libro solo.

-Hola.- Salude cuando estuve a su altura.- ¿Esta libre?- El chico se encogió de hombros. Me senté.- Quería darte las gracias por la recomendación.- Saque un par de trozos de chocolate de los que había comprado ayer y le tendí uno de ellos.

-No hacía falta…- Musito cogiendo el cachito de chocolate.- No quiero ser descortés, pero es mejor que no te vean conmigo…

Sus ojos oscuros se clavaron en mí. No sabría decir que había en esa mirada, miedo, tristeza, vergüenza, envidia…

-¿Por qué se meten contigo? No pareces mal chico. Si se puede saber, claro. – Añadí rápidamente, por si acaso no quisiera hablar del tema.

-Si, claro que se puede. Y si no te lo digo yo te lo dirá cualquiera. Se meten conmigo porque soy gay.

-Lo que te tires o dejes de tirarte es asunto tuyo y de nadie mas…- Murmure y le puse la mano en la rodilla.- Que digan y lo que dejen de decir no tiene que afectarte en nada.

-Es muy fácil decirlo.

-Yo puedo enseñarte algo de defensa personal, si la necesitas. Y tener una lengua bífida no te vendría mal…

-Muchas gracias, pero prefiero seguir así…

-A mi no me la cuelas. Sabes donde encontrarme. Tienes un amigo.

-Ya… Gracias.

En menos de un segundo recogió sus cosas y se fue. Si Luke conociese a ese Eric, estoy seguro que mi vida social le parecería todo un desenfreno.

Aprovechando que ya tenía sitio me acomode en el banco y comí tranquilamente, observado los alrededores del instituto. Había bastante gente que aprovechaba la luz y calor del Sol para comer fuera. Yo no era fan del calor, te hacía sudar y estar pegajoso el resto del día sin mover un musculo, pero mejor que estar en la cafetería donde me acribillarían a preguntas.

-No deberías hablar con él.- Dijo una voz masculina tras de mi.

Me gire y estaba… Creo que se llamaba Mike, era el novio de Nina. Detrás de él estaban dos de sus amigos. Los tres llevaban chaquetas del equipo de futbol y eran bastante corpulentos. Uno de ellos era el que acosaba a Eric en el sueño del otro día.

-¿Por qué? – Pregunté mientras me ponía de pie para verles mejor. Además, me sentía un tanto amenazado y estar de pie me ayudaría a adoptar una postura más defensiva. – ¿El chico gay no tiene derecho a tener amigos?

-Exacto, el marica se folla todo lo que se le acerca, así que mejor estarse alejado.

-¿Y como sabes que lo hace?- Inquirí.- ¿A caso lo has probado?

-Por favor, que asco… Todos los maricas son iguales… No te acerques a él y no tendrás sus mismos problemas…

-No te garantizamos que no vayas a tener otros…- Rio uno de los dos de atrás, y los otros dos se rieron.

-Pues eso… Aléjate de ese y todo irá bien.- Concluyo el primero y se dieron la vuelta.

-¿Y si no lo hago?- Les rete.

Los tres chicos se dieron la vuelta otra vez y rodearon el banco. Acabaron rodeándome y arrinconándome contra un árbol. Mike, el mas grandote y el que parecía el cabecilla. Cuando me tuvo a mano me agarro del cuello de la camiseta y me estampo contra el árbol.

-Si no lo haces lo pasaras mal… Muy mal…- Murmuro el hombre con ira en la voz.

-Vuelve a hacer eso… - Conteste mientras sujetaba las manos del fortachón con las mías y mirándole directamente a los ojos.- Y tendrás que decirle a Nina que no vas a darle ningún hijo…

El chico se descubrió con mi rodilla rozando sus pelotas. Con un gruñido me soltó, casi tirándome y se largo.

-Aléjate del marica y de Nina, o estarás en serios apuros y una rodilla en la entrepierna no te salvara…

Podía contestarle cualquier cosa, pero sinceramente, encontraría otra forma mucho mejor de joderle que insultándole. Y sin duda la mejor era acercarme a Nina y Eric.

Espero que os haya gustado, comentad que os gustaría leer o que hubierais hecho vostros en ese lugar y si queréis ser los primeros en saber que se ha subido un capi, haceros seguidores al final de la página o mirar la lista de capítulos.

domingo, 14 de octubre de 2012

5. Guardianes del sueño


Un domingo mas y un capítulo mas, esta vez el quinto. Aquí Walker le explicara a Nina a donde va cuando duerme... Si quereis saber mas, leer y me comentais que os parece.

Ahí estaba otra vez… Esa habitación que era la suya, pero no lo era. Nina se levanto de su cama y miro su habitación, era su habitación, ella estaba segura, pero no lo era, las líneas rectas estaban algo curvadas, como el suelo que estaba algo curvo e inclinado.

Había intentado salir de allí varias veces, pero la puerta, igual de torcida que el resto de la habitación, no se abría porque chocaba con el suelo. También había intentado abrir la ventana, pero solo lograba abrirla unos pocos centímetros, la parte superior era mas estrecha que la inferior y no podía subirla.

Se sentó junto a la ventana y miro por los cristales, el mundo que se veía era oscuro y triste, todo tenía un aspecto más azul y torcido que el de verdad y encerrada como estaba en su habitación, se sentía extraña, una alienígena en ese mundo que se parecía al suyo pero que no lo era.

Pasó allí lo que le parecían horas, días enteros, incluso. ¿Por qué todas las noches acababa en ese mundo? Era frustrante, era como una pesadilla, pero sin el terror que ellas conllevan. No se levantaba por las mañanas sudada ni con la respiración agitada… Solo descansaba.

De la casa de enfrente salió un chico, el mismo que el de la otra noche, y el mismo que había conocido esa mañana en el instituto. No había caído antes, pero había soñado con él antes de haberle conocido, ¿Cómo era posible?

El chico, con su pelo rubio, se paró frente a la casa y me saludó con la mano. Le sonreí y le devolví el saludo. Era la primera persona que veía en ese mundo, en esos sueños. Con la mano, Walker le dijo que fuera con él. Ella quería ir, salir de su habitación que se había convertido en una prisión, y caminar junto a él por ese extraño mundo.

Nina veía como el chico movía la boca, pero no le oía, la ventana no le dejaba escuchar. Trato de abrir la ventana de nuevo, quería oírle, hablar con él. La ventana no se movió. El chico la miraba, esperando. Se puso nerviosa, no le gustaba que esperasen por ella…

La ventana, por fin, se deslizo y se abrió, sin esfuerzo alguno. Se quedo mirando el marco de la madera, que se amoldaba a la pared y sus recovecos. Estaba estupefacta.

-¿Y bien? – Pregunto Walker desde el jardín.- ¿Por qué no sales?

-No puedo abrir la puerta.- Contesto avergonzada. – Ni la ventana hasta hace unos segundos.

-¿Por qué no lo intentas de nuevo? Con más fuerza, como con la ventana.- La instó.

Nina pensó que no perdía nada por intentarlo de nuevo, si la ventana se acababa de abrir, igual la puerta también. Así se alejó de la ventana y trato de abrir la puerta, pero seguía igual de encajada, por mucho que moviera el picaporte la puerta no cedía. Volvio a la ventana con el semblante triste.

-No cede…

-¿Pero como la estas abriendo?

-Pues girando el pomo, como todas las puertas…- Contesto, vaya pregunta más absurda.

-¿Y sabes a donde quieres ir?

-Me da igual, quiero salir.- Contesto, estaba haciendo preguntas raras…

-Pues piensa a donde quieres ir antes de girar el pomo, y la puerta te llevará allí.- Nina pensó que eso era una estupidez, ¿Qué más le daba a la puerta saber a donde quería ir? La incredulidad en la cara de Nina debía de estar impresa, pues el chico continuo.- La puerta solo se abrirá, pero tiene que saber a donde tiene que abrirse… Ve y pruébalo, piensa a donde quieres ir y luego abre la puerta. Te aconsejo que sea un lugar conocido, será más fácil de pensarlo.

Se encamino a la puerta, no sin antes rodar los ojos. No se podía creer que fuera a hacerlo. Una vez delante de la puerta, tomo aire y cerró los ojos, pensó en la cocina, quería ir a la cocina de su casa. Cogió el pomo y lo giro. Hasta ahí bien.

Pego un tirón a la puerta y se hizo daño, cuando la puerta golpeo en sus pies descalzos. Abrió los ojos y se examino los pies, que no habían sufrido gran cosa. Luego examino la puerta, su mano seguía en el pomo; no tenía gran cosa.

Lo que le llamo la atención a Nina fue lo que había tras la puerta, era su cocina, la cocina de su casa, la que estaba en el piso de abajo. Estaba confusa. Si miraba por la ventaba estaba en el piso superior de la casa, pero la cocina estaba tras su puerta, luego la cocina había subido.

-Es imposible…- Murmuró con los ojos como platos. Corrió a la ventana.- ¿Qué es lo que has hecho? ¿Cómo es posible?

-Todo es posible aquí.- Contestó el chico rubio.- Baja y te lo cuento.

-¡Al otro lado de la puerta esta la cocina!- Estallo la chica. Sonaba tan estúpido como lo pensaba- ¿Cómo quieres que llegue ahí?

-Fácil.- Contesto Walker con tranquilidad.- Cierra la puerta y vuelve a abrirla.

Nina pensó que esto era de locos, pero había hecho más progresos en ese sueño que en el resto de lo que recordaba junto. Ahora podía ir a la cocina. Camino hasta la nueva estancia, efectivamente era su cocina, pero como el resto de ese mundo tenia un tono azulado y curvo.

Walker le había dicho que podía cerrar la puerta y volverla a abrir. No quería arriesgarse a cerrarla por si no lograba volverla a abrir. Miro nerviosa hacia la ventana, si quería respuestas tenia que salir y preguntárselas a su vecino de enfrente y tenía que salir de allí.

-La puerta de la cocina.- Se murmuro ella sola. La cocina tenia la puerta que daba al jardín trasero…

¿Pero que le aseguraba que tras esa puerta estaba el jardín trasero? Podía estar cualquier cosa… Lo primero que hizo fue poner un pie en el primer azulejo azulado de la cocina. Parecía solido y estable, y estaba frío. Luego puso el otro pie, y cuando noto el frio inundando sus pies, se dio cuenta de que era real, o al menos tan real como un sueño lo permitiese.

Con paso cauteloso llego a la puerta que en su casa, la de la vida real, daba al jardín trasero. Como le había dicho Walker, pensó a donde quería ir, y esta vez era el jardín trasero, lo puso en su mente, se lo imagino, con las sillas de plástico y ese enanito en la esquina que le daba cierto repelús, sobre todo por las noches. Tomo el pomo de la puerta, lo giro y tiro de él. La puerta se abrió, dejando a su paso el jardín, con el césped, las sillas de plástico, e incluso el enanito en la esquina.

Salió corriendo, rodeando la casa, el pequeño pasillo entre la casa y la valla de madera que comunicaba los jardines trasero y delantero se le hizo largo, muy largo. Mucho mas largo de lo que ella creía que era. Cuando llegó al jardín delantero estaba cansada de tanto andar.

Vio a Walker sentado en el borde de la azulada acera y se sentó junto a él. Tenía tantas preguntas que no sabía por donde empezar. Intento empezar, pero las palabras se te aglutinaron en la boca y no consiguió decir nada. El chico le miro y sonrió. Eso la relajo, aunque no tenía porque.

-¿Cómo?- Murmuró, tras poner su mente en orden.- ¿Cómo es que he bajado de ahí arriba- Dijo señalando la ventana que daba a su dormitorio- hasta aquí – Y señalo el suelo donde estaban sentados- Sin bajar una sola escalera?

-Son tus sueños… Puedes hacer lo que quieras. Si te lo propones puedes subir pisos mientras bajas escaleras.- Contesto el chico.

Lo que había dicho era contradictorio y estúpido. ¿A caso no se escuchaba? ¿Subir bajando? Eso era imposible… Aunque también es imposible que su habitación diese a la cocina. La cara del muchacho no era para nada de guasa, aunque se le veía divertido. Quizás el asombro de Nina le divirtiese.

-¿Y puedo volar? – Preguntó Nina. Había buscado la pregunta más absurda que se le había ocurrido.

-Yo nunca lo he hecho… Me gustan los pies en la tierra, pero no veo porque no.

La seriedad en Walker puso nerviosa a Nina. Lo decía totalmente convencido y eso asustaba a la chica, pensaba que podía confiar en ese chico, pero estaba loco.

De repente la calle se lleno de música, una música muy estridente pero lejana, como si tocara un grupo de rock en algún lugar alejado.

-Me tengo que ir.- Dijo el chico levantándose y sacudiéndose el pantalón.

-¿Cómo que te tienes que ir? ¿Y todas las preguntas que tengo?

-Puedes preguntármelas, vivo enfrente de ti y vamos a la misma clase de matemáticas y estamos en el mismo club.

-¿Cómo vas a contestar a mis preguntas? Solo eres un sueño.- Se permitió recordarle.

-¿Estas segura de eso? ¿De que solo soy un sueño?- Respondió el chico antes de pasar por el umbral de su puerta.

La cerró en las narices de Nina. Esta intento abrirla, girando el pomo, pero no se movió. Pensó en el interior de la casa, quería ir ahí dentro, pero no sabía como era, no podía pensar en ello como había hecho con la cocina o el jardín.

Cuando desistió se apoyó contra ella y se deslizo hasta quedar sentada en el suelo. El lado bueno era que había logrado salir de su habitación.

Espero que os haya gustado, comentad que os gustaría leer o que hubierais hecho vosotros en ese lugar y si queréis ser los primeros en saber que se ha subido un capi, haceros seguidores al final de la página o mirar en la lista de capítulos.

domingo, 7 de octubre de 2012

4. Guardianes del sueño


Aquí esta el cuarto capítulo de la saga, desde el punto de vista de Walker. Le conoceremos un pelín mas, descubriremos su gran afición por el chocolate y conoceremos a Eric, un chico con varios problemas... Pero ya os dejo leerlo a vosotros.

Fui a comer, y tal como habíamos acordado, Nina Dalton vino conmigo, pero se trajo a sus amigos. La primera que se presento fue Tara, que se ofreció como compañera para hacer unos odiosos ejercicios de mates y no se ha separado de mi lado desde entonces. Nina se había emparejado con el chico que quedaba en la clase. Lo reconocí como el chico asustadizo de los pasillos en mi sueño. No fue difícil distinguir ese aspecto desgarbado.

Luego llegaron, Mike, que era el novio de Nina, con su amigo Tom. A este último le reconocí, era el que a noche estaba acosando al otro chico en los pasillos del instituto del mundo de los sueños. Ambos, Mike y Tom, eran montañas de musculo y llevaban chaquetas del equipo de futbol.

Por último apareció Jona, o Hana… Bueno, algo así. Era la chica mas delgada que había visto, llevaba tacones altísimos y un vestido que remarcaba sus escasas curvas.

Todos ellos se sentaron en una mesa y comieron hablando de sus cosas, sobretodo de otra gente, cotilleos, vaya. No estaba muy interesado. Los chicos empezaron a hablar de futbol, Luke era un fanático, pero yo siempre acaba durmiéndome en el sofá cada vez que trataba de ver un partido con él. Además las alineaciones que iban a hacer en su próximo partido no era un tema de mi incumbencia.

-Cuéntanos algo de ti.- Dijo la chica delgada y morena, agitando el tenedor hacia mí.- ¿Cómo alguien de la gran ciudad como Nueva York se muda a un pueblecito como este? Yo daría un brazo… Bueno, un brazo no, pero una uña del pie si, por salir de aquí.

-Cuanto sacrificio…- Murmuro Nina.

-Dejad de parlotear…- Les riño la tercera chica, que no me había quitado la vista, ni siquiera cuando le miraba.- Dejar que conteste. Dinos Walker, ¿Cómo acabaste aquí?

-Pues no sé…- Dije mientras encogía los hombros.- A Luke le ofrecieron el trabajo aquí, y nos mudamos. No hay una razón mas especifica…

Vale, estaba mintiendo. Luke la había elegido para encontrar a Nina y enseñarla los trucos de los sueños antes de que hiciese algo que no debiera. Pero eso no podía contar. Y también estaba la causa de Nick.

-¿Luke?- Inquirió la primera, la delgada.- ¿Quieres decir tu padre?

Negué con la cabeza. No iba a hablar de eso con unos desconocidos y mas sabiendo que eran los cotillas oficiales. Las tres chicas me miraron con ganas de saber.

-Luke es mi tío.- Conteste.- Es el hermano de mi padre.

-¿Y que les paso a tu padres? –Pregunto la chica regordeta, la que no me quitaba ojo.- ¿Por qué no están contigo?

Baje la mirada a una pequeña grieta que había en la mesa, hasta yo mismo note como se me ensombrecía la cara. Luke siempre ha dicho que no se ocultar bien lo que siento, nunca le lleve la contraria.

Nina puso su mano sobre la mía, que no me había dado cuenta que estaba sobre la mesa. La chica regordeta se junto más a mí y me abrazo. Fue un abrazo como otros tantos que he recibido, tratando de calentarme y hacerme sentir mejor, pero nunca son tan reconfortantes como creen que son.

-¿Y que les ha pasado?- Insistió la chica flaca.

-¡Hanna! – La riñeron las dos amigas a la vez.

-No pasa nada.- Dije tratando de sonreír de nuevo.- Creo que voy a ir a la biblioteca a ver si tienen algún libro interesante.

Me separe de las chicas y me aleje de allí. Respire hondo en cuanto salí del comedor. Trate de recomponerme lo más rápido que pude, olvidando lo que había pasado. Entre en unos servicios, me refresque la cara y los ojos llorosos se disimularon. Luke era un excelente tutor, pero echaba de menos a mis padres.

Me miré al espejo. El pelo rubio estaba despeinado y los ojos azules tenían expresión triste. Trate de sonreír, pero no conseguía convencerme. Volví a respirar hondo y pensé que después de ir a la biblioteca podría ir a comprar chocolate y pasear con Spike. Eso si me animó mas. Mi yo del espejo, estaba mas contento y los ojos volvían a tener ese color azul intenso.

Salí del aseo y busque la biblioteca, no me costó mucho encontrarla, y menos con el letrero que le habían puesto. Entre y empecé a buscar libros entre las estanterías. Sin encontrar ninguno que me convenciese más, cogí “La huella del diablo” de Kathy Reichs.

La bibliotecaria, una mujer a punto de jubilarse, con su cara plagada de arrugas y un pelo canoso, me pregunto si tenía el carné y le conteste negativamente, a lo cual ella procedió a hacerme uno. Mientras se ponía a ello, otro chico llegó, y devolvió un libro y se puso a buscar.

Pensé de donde le conocía y caí rápidamente. Era el chico de la clase de matemáticas, el que había sido acosado en sus sueños por un fantasma gelatinoso. Consideré la posibilidad de presentarme, ¿Qué podía perder? Era una amistad mas, seguro que Luke estaría de acuerdo.

-Hola. Soy Walker Hale.- Me presente y le tendí mi mano para estrecharla, con la mejor de mis sonrisas.- Creo que estamos en la misma clase de matemáticas.

-Oh. Sí, el chico nuevo.- Contesto y me estrecho la mano.- Eric Nash.- Luego siguió a lo suyo.

Luego decían que yo era poco sociable… La bibliotecaria me llamo, diciendo que ya tenia mi carné listo. Fui a recogerlo y me permitió sacar el libro que había elegido. El chico hizo lo mismo que yo, cogió un libro se lo dio a la bibliotecaria.

-¿Conoces algún sitio donde haya buen chocolate?- Le pregunté mientras salíamos de la biblioteca.

-Te agradezco lo simpático que eres, pero eres nuevo y no te conviene hablar conmigo.- Contestó con voz plana y resignada.

-¿Y eso? –Pregunté con curiosidad, nunca me habían dicho que no es conveniente hablar con un compañero de clase.

-Soy el marginado de la clase… El objetivo de todas y cada una de las bromas y burlas que se gestan en este instituto… No te acerques a mí y no te salpicaran.

-¿Burlas?- Repetí. Pocas veces se han burlado de mí. Tenía bastante mal carácter en ese aspecto.- No me importa lo que piensen y digan de mi.

Le abrí la puerta y le deje pasar. Una vez fuera me dedico una sonrisa triste.

-Ojala fuera como tú… Pero por mucho que no me importe, es molesto que te lo griten por todos lados y que tu cara aparezca en carteles empapelando cada pared del instituto. Pero da igual, no es tu problema.

El chico me dio pena. Había logrado ayudarlo en el mundo de los sueños, ya pensaría la forma de ayudarle en el mundo real.

-No dejes que gente de mente estrecha te impida seguir soñando.- Le dije al chico, es la frase que me decía mi madre siempre que tenia problemas. Cuando era pequeño no entendía su total significado, ahora lo comprendía y estaba totalmente de acuerdo. Le dedique una sonrisa. El chico me respondió con otra.- ¿Qué me dices de esa tienda de chocolate?

-Humm, ¿chocolate? Deberías ir a la pastelería de la abuela Smith. Hacen los mejores pastelitos de la ciudad.

-La pastelería de la abuela Smith.- Repetí. – Perfecto…- Me gire hacia el paseo comercial. Y luego me volví a girar hacia el chico con cara de perdido y con una suplica.

-Ya… No sabes donde esta…- Dedujo él y se rio.- Mira, subes por la gran vía y la tercera a mano derecha, no es una calle grande, pero esta ahí, no muy escondida.

-¿No quieres venir? – Le pregunté. Él declino la oferta.

-Tengo muchas cosas que hacer en casa.

Nos despedimos y cada uno nos fuimos por un lado. Fui a donde me indico, y efectivamente, en la tercera calle a mano derecha había una pequeña calle y en el comienzo de ella, había una panadería-pastelería que no llamaba la atención. Sería uno de esos sitios que se gana la fama con el boca a boca en lugar de con publicidad. Entre y la campanita de la puerta sonó, avisando a una señora de mediana edad y pelo claro que asomo por la puerta de la trastienda con una sonrisa.

-Hola, ¿en que puedo ayudarte, chico?

-Pues…- Dije no muy seguro.- Me gusta el chocolate y me han recomendado que venga aquí.

La mujer rio y asintió.

-Pues te han indicado muy bien. Tenemos el mejor chocolate de todo el condado. Y esta mal que yo lo diga, pero es cierto. Mira, te voy a poner esto, -Y señalo unas cajas con chocolates- los llamamos chocolatones, son como onzas de chocolate, pero mas grandes. ¿Qué tipo de chocolate te gusta?

-Cualquiera, todos me encantan.

La mujer sonrió de nuevo y metió en una cajita un par de cada tipo de esas enormes onzas de chocolate. Se me hacia la boca agua, tenían una pinta estupenda. Luego lo peso y me lo tendió.

-¿Algo mas que te haya llamado la atención?

-Si.- Dije y señale unas enormes magdalenas, al parecer en esa tienda no sabían hacer el tamaño normal.- Esas magdalenas, ponme una, de chocolate.

-Pues si que te gusta el chocolate. – Contesto la mujer mientras me ponía lo que le había dicho.- Y como me has caído bien, te voy a dar otra. -Y puso otra de esas en la bolsa que había preparado.- ¿Eso es todo?

-Me llevaría la tienda entera.- Observe- Pero de momento con eso me conformo.

-Muy bien. Son siete con setenta.

Le entregue el dinero y salí de la tienda, haciendo que la campanita sobre la puerta tintinease de nuevo. Camine hacia la gran vía y justo Luke pasaba. Paro el coche un poco mas arriba. Camine hasta donde había aparcado.

-¿Qué tal el primer dia? – Pregunto bajando la ventanilla del copiloto, la que me pillaba mas cerca.

-Tan bien como puede ir el primer dia.- Conteste.- Y antes de que lo digas, la encontré, es la hija de los vecinos de enfrente.

-¡Que casualidad! ¿Y te llevas bien con ella?

-Bueno, eso intentaré. De momento me he tenido que apuntar al club de matemáticas.

-Pero si odias las matemáticas.- Observo mi tío. Yo me encogí de hombros.- De cualquier manera, ¿Qué haces aquí? ¿Ya has acabado las clases?

-Si. – Conteste llanamente.- Pregunte donde encontrar buen chocolate y me recomendaron la pastelería, y aquí estoy.- Coloque la bolsa con la caja y las magdalenas gigantes en la puerta.

-Eso es mucho…- Volvió a observar. – No entiendo como puedes comer tal cantidad de chocolate y estar como estas… -Dijo mientras cogía un poco de una de las magdalenas y se lo llevaba a la boca.- Esto esta muy bueno…

-Pues tendrás que esperar… No vaya a ser que llegues tarde a trabajar el primer día.

-Cierto. – Coincidió el hombre.- Esta noche nos vemos.

Me separe del coche y espere a que arrancara y se marchara. Luego emprendí el camino de vuelta a casa. Había que decir que los chocolatones estaban buenísimos. Solo comí uno, era empalagoso y muy dulce. Me encanto.

Una vez en casa guarde los chocolates en la nevera y las magdalenas las cubrí con un trapo para que no se pusieran duras. Luego cogí la correa de Spike y me fui a andar a buen ritmo con mi perro. Era una gran compañía.

Estuvimos fuera como media tarde, cuando llegamos a casa ya estaba oscureciendo. Me di una relajante ducha y me prepare la cena, sabía que Luke llegaría tarde y no me iba a perdonar que le esperara a cenar. En la tele no estaban dando nada interesante, en ninguno de los treinta primeros canales en los que hice zapping, así que subí las escaleras, seguido de Spike y me tumbe en la cama, puse el estéreo y empecé a leer el libro que había cogido en la biblioteca.

Espero que os haya gustado, comentad que os gustaría leer o que hubierais hecho vostros en ese lugar y si queréis ser los primeros en saber que se ha subido un capi, haceros seguidores al final de la página.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Luke Hale


Hoy toca ver el perfil de Luke Hale, el tío de Walker. Es un tanto duro, con un toque tierno... Me daría pena que se quedase soltero el resto de su vida... Igual le incluyo alguna novia divertida, quien sabe. Luego me contáis que opináis y si se merece a esa chica o no.

Luke Hale
Luke Hale - 42 años - Inspector de policía - Heterosexual - Americano

DESCRIPCIÓN FÍSICA
Un hombre de mediana edad, con el pelo oscuro y ojos azules. Con constitución media, altura de poco menos de metro ochenta y piel clara.
Suele llevar vaqueros y camisetas bajo chaquetas. Si ha de ir elegante, guarda un esmoquin y algunas camisas elegantes en el fondo del armario, pero no es habitual.
DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA
Luke es un hombre tranquilo y una voz que amansa cualquier bestia. No pierde los papeles nunca y es muy difícil desencajarlo. Siempre tiene una sonrisa en los labios, pero es muy serio, sobretodo en el trabajo. Es muy bueno calando a la gente y es difícil que se le escape si le mienten o no. Es bastante sincero y prefiere callar a contar una mentira, aunque sea buena.
Es protector, cuida de Walker como si de su propio hijo se tratase, o mejor aun, y sabe que haría cualquier cosa por él. Pero no quiere decir que lo sobreproteja o lo mime, le cuida y le da consejos, pero deja que él mismo se dé cuenta de lo que es bueno y malo. Su único miedo es perder a Walker para siempre.
Respecto al amor, es muy reservado en ese aspecto. Siempre ha querido y querrá a la madre de Walker y no ha sentido nada parecido por otra mujer. Siempre tuvo envidia de su hermano por quedarse con Sammy. Ahora solo les echa un poco de menos.
GUSTOS
-La carne
-La fotografía
-La literatura romantica
-El café
-Los deportivos y todoterrenos
-El futbol americano
DISGUSTOS
-El pescado
-La natación
-El vino tinto
-Los coches familiares
-El color naranja
HISTORIA
Nació el 8 de marzo, en Washington DC. Creció bajo la sombra de su hermano mayor. Solo se llevaban dos años, suficientes para que él se llevara siempre la gloria y fuese siempre comparado con su maravilloso hermano. Eso siempre le genero cierta envidia.
A los pocos años empezó a recordar sus sueños, justo a la vez que Rob. Ambos se fueron convirtiendo en guardianes de sueño. A Luke le gustaba, era en el único sitio en el que su hermano no podía hacerle sombra.
En la universidad se enamoro de Sammy, pero también Rob, su hermano. Finalmente fue Rob quien se quedo con la mujer de sus sueños. Trato de apartar su envidia, pasar mas tiempo con Rob era pasar mas tiempo con Sammy y eso siempre le gusto.
Se casaron y tuvieron un hijo. Tenia el pelo del mismo color que su madre, incluso su sonrisa y su nariz; los ojos eran los de su familia, los de Rob, pero mucho mas intensos. Sammy y Rob se fueron de viaje a Europa, pero en el avión hubo un accidente y él adopto a Walker, que lo cuido como si fuera su hijo. En cierto modo, lo vio como un regalo, siempre que quería podía ver la sonrisa de su quería con ver a su hijo.
Se esforzó por que Walker fuera feliz y que tuviera una sonrisa puesta en sus labios. Cuando Luke dejo de poder recordar sus sueños, continuo enseñando a Walker lo que sabía. Siempre trataba de sacarle lo bueno, incluso cuando Walker lo veía todo oscuro.
Cuando Walker perdió a su compañero, a su novio, y se hundió, Luke pensó que lo iba a perder y se aterrorizo, trato de mantenerle con vida. Veía como se iba consumiendo día a día, como dejaba de dormir. Hasta que descubrió que el novio de su hijo adoptivo se había convertido en algo peor en el mundo de los sueños y trataba de matar a Walker.
De inmediato se fueron de Nueva York y se trasladaron a Rivertown. No le conto el verdadero motivo de su huida y quizás debería haberlo hecho, pero tenia miedo de que le hiciera mas daño aun.

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