miércoles, 13 de abril de 2016

El maldito (3) - #ElCementerioDeLoFantastico


Dejó a la chica en la habitación. Lo mejor era que no se alterase más de lo que ya estaba. Bajó las escaleras lentamente hacia la taberna. El ruido que hacían los borrachos le retumbaba en los oídos y el olor a humanidad y alcohol le abrumaba. Tenía que salir de allí. Pero también tenía que buscar a aquella ladrona.

Se encaminó hacia la barra con paso firme pero sin mirar a ningún sitio salvo a sus pies. Comenzó a dejar de oír los gritos y golpes dando paso a los rítmicos latidos de todos aquellos que tenía alrededor. Dejó de percibir el olor de la cerveza para oler el espeso liquido rojo que fluía por dentro de cada persona en aquella taberna.

En la barra alzó los ojos para ver a la tabernera de amplios senos y tez clara pero lo que le llamó la atención no fueron sus senos, ni su piel, ni sus ojos; fue el cuello tan blanco que podía ver perfectamente la azulada vena que por ahí pasaba y que se rompería con un suave mordisco.

Su garganta se secó de golpe exigiendo el denso líquido que sabía que estaba ahí. Tenía que luchar con todos los demonios de su interior que le exigían tomar a esa mujer ahí mismo delante de todos los borrachos y furcias del local.

Se llevó las manos a la garganta, tratando de pronunciar alguna palabra, pero no logro más que exhalar un leve suspiro. La tabernera lo interpretó como su extraña manera de pedir cerveza por lo que procedió a servirla. En lo que la mujer se apartó, quedó a la vista otra mujer en la parte trasera de la taberna. El monstruo no tardó en reconocerla y ella no tardó en sentir la furtiva mirada del monstruo.

Por la mente del hombre pasaron mil cosas, mil formas de matarla y otras mil de torturarla y hacerle pagar por lo que había hecho.

Sin dar orden alguna a sus piernas, estas se pusieron en marcha, con un ágil salto se coló en la trastienda y corrió tras aquella mujer. Ella no tardó más en reaccionar y corrió por la cocina hasta la salida y luego continuó por la calle, gritando tan alto como su voz se lo permitía. El hombre no tenía problemas para seguirla, le siguió por la fría y nocturna calle hasta el oscuro bosque colindante, allí donde ningún grito podría ser escuchado.

Finalmente, una traicionera raíz hizo que la muchacha cayera sobre la fría y blanca nieve. Aun seguía gritando cuando el monstruo se acercó, podía oler el miedo bombeándole por las venas.

-El alma.- Reclamó el hombre con una gutural voz.

-No te pertenece.- musitó entre sollozos la mujer mientras se arrastraba por el suelo entre la nieve y el barro.- No es tuya...

-Quiero el alma de mi hermana.- volvió a reclamar el monstruo, que se abalanzó sobre la mujer.

Podía reconocer ese olor a juventud en cualquier parte, podría encontrarla de nuevo allí donde fuera... Pero no dejaría que escapase, no con el alma de Tarah.

-¿Donde está?- Le susurró el hombre al oído mientras acariciaba el fino y suave cuello de la muchacha.

Esta, titubeante, sacó de uno de sus bolsillos el pequeño frasquito que contenía el alma y se lo mostró.

-Perfecto.- Murmuró el hombre y acto seguido clavó los colmillos en el delicado cuello de la mujer, succionando el preciado líquido rojo de sus venas hasta que no quedó nada más que un inerte cuerpo.

El hombre recogió el frasquito de los muertos dedos de la chica y tras limpiarse los labios con el reverso de la mano, comenzó a andar hacia la cueva de las animas, donde podría recuperar a su preciada hermana y enmendar su error.
Relato para #ElCementerioDeLoFantastico junto a Mamá Cuervo y las sister crow Angellica y Victoria Prince. Abajo teneis las 3 series que componen este proyecto con sus partes y enlaces.
Serie "El iniciado": Serie "El maldito": Serie "Desmentiras":

martes, 22 de diciembre de 2015

Un especial regalo por Navidad #Naviblogger #ReivindicandoBlogger


Ya se había hecho de noche mientras esperaba sobre el capo del todoterreno de Meisner. El tren, que había empezado a circular hacia poco mas de un mes, se retrasaba, impacientándome. Tenia una gran sorpresa para el hombre lobo que se hacia esperar y no estaba seguro de como se lo iba a tomar.

Encendí los focos para no quedarme a oscuras en el parking de la estación. El viento soplaba pero aun no hacia el frío propio de la época navideña.

El silencio fue roto por el chirriante frenazo del tren que se aproximaba, lo que indicaba su proximidad y disparaba mi nerviosismo. Me obligue a inspirar e inspirar profundamente varias veces y a tumbarme de nuevo sobre el capo para ver las pequeñas luces titilantes del cielo.

Las puertas de la estación se abrieron dejando ver al hombre lobo con el pelo rubio, cuerpo atlético y andar despreocupado, que sonrió cuando me vio. Corrió hasta mi y me cogió antes de que me bajara del capo, quedándome en sus brazos.

Fue un abrazo cálido, como siempre, acompañado de un beso discreto pero apasionado.

-Traje tu coche pensando que te gustaría conducirlo.- Dije mientras le tendía las llaves.

-Gracias por el detalle.- murmuró y me dio un beso en la mejilla mientras me dejaba en el suelo.- pero estoy cansado y prefiero que conduzcas tu. Esos trenes son terribles para dormir.

Asentí y me senté en el puesto del conductor. Arranque la bestia metálica y conduje por la carretera. Nuestro destino estaba a poco mas de una hora.

Quise preguntar al chico que tal el viaje. Sabia que las reuniones habían estado bien y habían ayudado a muchas regiones del planeta. Pero el hombre se había quedado dormido. De normal era yo quien viajaba ahí y solía ser yo quien se quedaba dormido.

Evite todos los baches que pude pero aun así había alguno inevitable y aun así el hombre lobo no se despertó.

Cuando aparque frente a la mansión que ahora era nuestra casa me dio pena despertarme. Le agite suavemente hasta que levanto la cabeza y se despejo.

-Bienvenido de vuelta a casa.-dije.

Nos bajamos del coche y caminamos hasta la puerta.

-Antes de que entres... Prométeme que no te enfadaras...

-Me preocupa que digas eso... Y no, no te prometo no enfadarme, prometo no romper nada de mucho valor.

-Me vale.- Contesté encogiendo los hombros y abriendo la puerta.

Tras esta estaba el hall y una escalinata que llevaba al segundo piso. En la puerta de la derecha que conducía a un enorme comedor esperaban el señor y señora Meisner, los padres del hombre lobo.

-Feliz Navidad.- Exclamaron los dos.

Meisner se quedo paralizado al ver a esas dos personas. No se lo esperaba, desde luego, lo que no supe interpretar si en su interior había alegría o furia.

-Necesito un momento.- contestó el joven licántropo antes de salir corriendo escaleras arriba.

-Hijo...- dijo la mujer con preocupación.

-Ya voy yo... - Me ofrecí antes de que ellos hicieran algo mal.

Subí las escaleras con lentitud, dejando tiempo para que Meisner pudiera asimilar lo que había pasado. No fue difícil seguir su rastro, la puerta de su habitación abierta y la del baño interior cerrada.

Llame suavemente a la puerta y me apoye sobre ella.

-Porque lo has hecho? Sabes como se portaron la ultima vez y todo lo que dijeron.- musitó el hombre desde el interior del baño.

-Lo sé. - Contesté con lentitud, pensando que decir.- Me llamaron para disculparse de lo ocurrido y no me parece justo que no aproveches a tus padres ahora que los tienes. Aprovecha esta ocasión y perdonales ahora que puedes, luego es muy difícil.

La puerta se abrió y casi me caigo al interior. Meisner me sujeto y pude ver sus ojos llenos de tristeza y furia.

-No es justo todo lo que te dijeron.-Contestó.

-Tu tampoco reaccionaste bien cuando nos conocimos.

-¡Porque me pegaste un tiro!- Me reprochó en broma a la vez que me daba un empujoncito.

-Todos mis primeros contactos son difíciles, no les culpes por ello.

-Eres un autentico manipulador.- me contestó con un dedo acusador. Luego tiró de mi y me abrazo con fuerza.- Gracias. Muchas gracias.

Rompimos el abrazo y bajamos las escaleras. La familia Meisner se reunió de nuevo con unos abrazos, besos, disculpas y perdones.

-Ven cielo.- me dijo la señora Meisner.- Puede que no seas mi hijo pero eres de nuestra familia.

Y tiró de mi para unirnos en un abrazo familiar.

Caminamos hasta el comedor que estaba lleno de comida que la señora Meisner había traído y hecho.

-Tu hermana ha llamado y dijo que iba a venir también, con su marido y sus hijos.- dije cautelosamente por si la reacción no era buena.

-¿También vendrán todos esos glotones?-Comentó la madre.

-Toda una reunión familiar.-Contestó el padre.

-Un gran regalo de Navidad.- Susurró Meisner mientras se sentaba en la mesa junto a mi.- Muchas gracias.

jueves, 19 de noviembre de 2015

El iniciado (2) - #ElCementerioDeLoFantastico


Caminaron por la orilla del mar, dejando que las olas lamieran lentamente sus pies mientras se llevaban la arena bajo sus pies y los temores sobre su cabeza. Se sentía aliviado por saber que no era el único monstruo, pero aun así temía saber que tipo de monstruo era, que pudiera volver a pasar... E incluso que pudiera acostumbrarse a realizar tales monstruosidades.

-¿A donde vamos?- Preguntó el chico.

-A la cueva de las Ánimas, ya te lo he dicho. No está mucho más lejos. - Contestó la niña.

Se hizo de noche y la brisa marina se volvió fría, lo cual le recordó que aun seguía empapado por el chapuzón que se había dado antes. Con la oscuridad, pudo ver unas antorchas, al final de la playa, cerca del acantilado. Supuso que ahí sería a donde se dirigían.

Efectivamente, no tardaron más de una hora en llegar hasta una fila de antorchas, cada una dispuesta a dos o tres metros de la anterior y que guiaban hasta el interior de una cueva. Esta era húmeda y oscura, pero la luz de las antorchas guiaban lo suficiente hasta el interior, una gran cavidad excavada en la pura roca, con un gran agujero en la cima por donde se filtraba algún rayo de la luna. En el suelo había un gran anillo de agua que rodeaba una isla con varios dibujos grabados en la roca.

-Bienvenido a la cueva de las Ánimas.- Murmuro Roxanne.

El chico siguió a la niña hasta el punto más cercano al anillo de agua. No podía ver la profundidad del anillo, por lo que podía llegar perfectamente hasta el mar de fuera.

En frente de él surgió una sombra, un hombre envuelto en una capa negra y que con un grácil salto se posó sobre la isla. Tras él aparecieron otras sombras y empezaron a rodear el anillo de agua. El chico se asustó y quiso largarse, pero Roxanne se lo impidió, haciendo que se quedará en primera fila, al final él era la causa de esta ceremonia.

El hombre del centro, que parecía ser el cabecilla, se quitó la capucha de la capa dejando ver a un hombre algo mayor y con la cara llena de manchas rojas, como el chico tenía en su cuerpo, las marcas de su primera víctima.

-Acercarte, joven.- Murmuró el hombre, tan bajo que apenas pudo oírle.

Sin embargo el muchacho se quedó helado en su posición, sin moverse, sin siquiera respirar. Fue Roxanne la que, con un empujón, le hizo saltar el anillo de agua hasta la isla.

-¿Te acuerdas de tu nombre?- Preguntó el hombre con el mismo murmullo de antes. El chico volvió a hacer un esfuerzo por recordar su nombre, pero no lo logró y tuvo que negar lentamente con la cabeza.- Bien, no te preocupes, se te dará uno nuevo. Y dime, ¿has traído el alma contigo?

El chico sacó el pequeño cristal del bolsillo donde lo había guardado y se lo entregó al hombre. Este esbozó una leve sonrisa de satisfacción mientras se guardaba el pequeño cristal. Luego le cogió el rostro y le hizo mirarle a los ojos que le parecieron de un color violeta, poco común, y pensó que sería una mala jugada de la luz.

-¿Estas listo para dejar atrás tu humanidad y comenzar una nueva vida junto a todos nosotros en las sombras de la noche?

El muchacho tenía miedo, no sabía de que estaba hablando y tenía todo un océano de dudas en la mente. Lo único claro que tenia en ese momento era que ese hombre no iba a responder sus dudas.

-¿Estas listo?- Volvió a preguntar el hombre haciéndole salir de su nublada mente. El chico asintió aterrado. El hombre esbozó otra nueva sonrisa. -Bienvenido a las sombras.- Musitó el hombre.

Sin saber bien que paso, el chico notó un fuerte tirón en el cuello, oyó un crack y su cuerpo perdió toda la fuerza que le quedaba, cayendo al suelo.

Después sólo oscuridad, silencio y frío.
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lunes, 2 de noviembre de 2015

Con motos hacia el frio #ViajesLiterarios #ReivindicandoBlogger


El coche se paró en una vieja estación militar cercana a París, aun se podía ver por la ventana y entre las gotas que se deslizaban por el cristal, la silueta de aquel monumento viejo que le daba la personalidad a la decaída ciudad.

-Hasta aquí os puedo acompañar, si por mi fuera os acompañaría hasta vuestro destino, pero tengo responsabilidades aquí.- El conductor era el líder de la resistencia anti-demoníaca que se había asentado en la región francesa de Europa. Era obvio que no nos ayudaría más en nuestro viaje, bastantes problemas tenían ya.- Pero OS puedo hacer un regalo de despedida, a los dos.

Intercambio miradas entre Meisner sentado en el asiento del copiloto y yo, sentado tras Meisner.

-Bien, me gustan los regalos. - Respondió el hombre lobo que me acompañaba.

El líder de la resistencia salió del coche y corrió bajo la lluvia hasta un cobertizo cercano y luego nos hizo señas.

-¿En serio?- Pregunte sarcásticamente.

-El único que refunfuña aquí soy yo. - Me regaño el hombre lobo.- Se agradecido, que nos están ayudando.

Y salió del coche para correr bajo la lluvia. Le seguí, no tenía muchas ganas de mojarme bajo la fría lluvia parisina, pero aun así Meisner tenía razón.

Al llegar al cobertizo, el insurgente quitó unas mantas liberando el polvo que tenían acumulado al aire y relevando dos impresionantes motos de alta cilindrada.

-Son pocas las que quedan- Observó el hombre.- He conservado estas para cuando ganáramos la guerra, pero visto el panorama, creo que vosotros las usareis mejor.

-Vaya, Pierre, es un detalle muy grande.- Contestó Meisner, más emocionado de lo habitual.

-Son como la que yo tengo en casa.- comente al observar las motos.

Eran BMW, una en azul y otra en rojo. No entendía mucho de motos pero sabía que eran de las mejores, de las últimas que se fabricaron.

-Me alegró que OS gusten, son vuestras, tratadlas con cariño.- y nos lanzó una pareja de llaves.-Un último consejo, usad los túneles, los demonios no los vigilan y están en buenas condiciones, además los puertos de montaña estarán helados y serán peligrosos.

Dude de su afirmación, pero no dije nada. Estrechamos las manos una última vez con aquel hombre y arrancamos las motos que rugieron con fuerza.

Salimos del cobertizo y emprendimos nuestro camino hacia la enorme capital rusa, Moscow.

Meisner conducía rápido, pero con precaución bajo la lluvia. Iba adelante, marcando el ritmo. Siempre le gustaba hacer las cosas a su manera y se lo permitía siempre que podía. Además, yendo yo detrás podía vigilar mejor la retaguardia, por ser capad de ver mejor en la oscuridad.

Estas carreteras del norte de Francia eran aburridas y demasiado rectas. Perfectas para ver a lo lejos todo lo que nos rodeaba. Las colinas estaban coronadas por viejos castillos todos abandonados.

martes, 1 de septiembre de 2015

La cosecha de las cronoflores #ParaDos #ReivindicandoBlogger

Todos estaban ansiosos aquel día. Era uno de los días más importantes de su vida. Era el dia de la cosecha de las cronoflores. Ese día se repartían los tres globos que se habían obtenido de esas maravillosas flores y se entregaban a tres jóvenes que ese año cumplirian 15 cosechas.

Jonas era uno de ellos (o de quince años), no había podido pegar ojo en toda la noche, pensando en todo lo que podría hacer con uno de esos globos. No eran pocas cosas, disponía de casi tres veces la vida de alguien que no tenía un globo, además de disfrutar y aprender mucho más que los demás.

El muchacho se levantó temprano ese día y tras sus quehaceres diarios salió raudo a la plaza del pueblo que estaba adornada con muchas guirnaldas hechas con los purpúreos pétalos de cronoflores. En el centro de la plaza había un escenario, donde se mostraban tres globos rojos, expuestos a la vista de todos. También junto a ellos había un gran jarrón con varios papeles; cada papel tenía grabado un nombre con cada chico y chica del pueblo que había cumplido 15 años. Custodiando todo aquel escenario de dicha, había varios soldados, armados hasta los dientes, para asegurarse de que nadie robara ningún globo ni se amañase el sorteo.

Pese a ver todas las papeletas en el transparente jarrón, Jonas seguía igual de optimista respecto al resultado del sorteo, sentía en su corazón que uno de aquellos globos sería suyo.

Desgraciadamente tendría que esperar hasta el ocaso para averiguarlo.

En la plaza, el chico se encontró con su mejor amiga, Erika, con la que había crecido. Eran unos chicos que sabían perfectamente cómo acabar la frase del otro, casi sabían más del otro que de ellos mismos y, porque no decirlo, se querían.

Ambos decidieron pasar el dia de la cosecha fuera del pueblo, perdidos en unas antiguas ruinas al sur; ése era su lugar secreto, a donde iban cuando querían estar solos o simplemente querían estar lejos de los demás. Solían recorrer los túneles enterrados en busca de cosas absurdas o antiguas que podían cambiar en el anticuario local por la comida de varios días.

Pero ese día decidieron quedarse tumbados en mitad del claro, entre los rocosos edificios derruidos, mirando el cielo y hablando de sus futuros planes. Quizá por la mente de ambos se cruzó la idea de que uno podría conseguir un privilegio y el otro no.

Jonas miraba de reojo a Erika, con una media sonrisa. Nunca, hasta ese momento, se había preguntado por qué le gustaba tanto escaparse con ella y dejar el mundo atrás. No obstante, ignoró por completo esa duda que le asaltó; no quería tener que definir lo que sentía en su corazón. Era su amiga y eso no debía cambiar por nada.

-¿Estás nervioso? —se atrevió a preguntar Erika tras unos minutos de silencio.

-Un poco, pero creo que voy a tener suerte —dijo Jonas intentando no sonar altanero.

-Siempre tan confiado contigo mismo. Deberías enseñarme —propuso Erika sonriendo.

-Prácticamente has sido tú la que me ha enseñado a mí. ¿Tú no te ves afortunada? —preguntó extrañado Jonas.

-Sí, supongo que sí —dijo Erika— pero si es uno de los dos, prefiero que te toque a ti.

-Y a mí que seas tú —le contestó mientras miraba fijamente sus ojos anaranjados.

Se había puesto nervioso de repente, como si ese día, mirarle a los ojos no fuera igual que antes, como si se perdiera en su mirada. ¿Acaso era la ilusión que tenía en su interior la que magnificaba sus emociones? No sabía nada del amor, ni quería saberlo por el momento. Lo que sí tenía claro es que, si sólo uno era el afortunado, una tristeza inmensa iba a albergar en su interior. Durante un tiempo iban a poder continuar como siempre, pero ¿qué iba a ocurrir con el tiempo?

Un chasquido de dedos de Erika lo devolvió al mundo real. Debían marcharse y estar en la plaza antes de que los papeles con los nombres salieran del gran jarrón.

La plaza seguía abarrotada de gente, pero el jaleo ahora se había convertido en un mar de susurros y risitas nerviosas casi inaudibles. Nynfa, la alcaldesa del Arux, había hecho sonar una pequeña campana rosada adornada con tallos de cronoflores de varios años atrás. Ese era el sonido que, desde hacía años, daba realmente comienzo a la ceremonia.

Los jóvenes de quince años se colocaron alrededor del jarrón y se dio comienzo al discurso.

- Bienvenidos, jóvenes afortunados —sonaba alegre como era habitual— Como cada año, nos encontramos aquí para rendir culto a las cronoflores y recibir, a cambio, tres globos cargados de sorpresa y juventud —sonrió y de repente su semblante cambió y se tornó triste— Aún así, he de informaros de que el polvo recogido de los pétalos no ha sido el esperado. Sólo uno de los globos otorgará juventud a aquel que lo reciba. Los otros, aunque no por ello menos, se encargarán como cada año, de sorprender a su dueño con uno de los poderes de nuestra Tierra que más ansíen: Hablar con animales, entender cualquier lengua o leer pensamientos ajenos y poder hacer un viaje sólo deseándolo.

Los tonos de voz empezaron a elevarse y las risitas nerviosas se tornaron quejas.

- Sabemos que es una decepción para todos vosotros pero, tantos los hombres y mujeres que custodian las cronoflores como yo, no podemos cambiar los deseos de éstas. Si así surgió tiene que deberse a una explicación que se escapa de nuestro entendimiento. Quizá sea sólo temporal —intentó calmar las voces que casi hacían inaudible su discurso—, pero sólo podemos continuar y ver quiénes son las tres personas que consiguen los privilegios este año.

Tanto los jóvenes como los demás invitados, se calmaron. La alcaldesa tenía razón en algo: Las cronoflores decidían y, si bien, hace veinte años otorgaban el privilegio a cinco jóvenes y ahora sólo a tres, tenía una explicación que ellos no podrían comprender.

La alcaldesa metió la mano en el jarrón y extrajo el primer papel. La voz de la alcaldesa leyó el nombre de Noel. Era hijo de uno de los protectores de las cronoflores y se pudo apreciar cómo algunos no daban crédito a que fuera uno de los elegidos. Pudo notarse en la cara del joven decepción porque, desde que tenía trece años, todo el mundo le había comenzado a decir que iba a salir elegido porque su padre iba a amañarlo todo. Aún así, muchos de los jóvenes que sabían muy bien el funcionamiento puro del jarrón a la hora de elegir y no pensaban de esa forma, le felicitaron.

El segundo papel que se sacó del jarrón revelaba el nombre de Becka, una chica amante de la naturaleza. Era una de las encargadas de llevar frutos al mercado de Arux. Una joven risueña, extrovertida y decidida. Estaba claro qué poder ansiaba o al menos eso se intuía por lo unida que estaba al bosque.

Jonas y Erika se miraron y abrazaron decepcionados un par de segundos. Si uno de los dos obtenía privilegios, ya no podría compartirlos con el otro. Uno se quedaba fuera de toda esa historia.

El tercer nombre se hacía desear. Muchos jóvenes ya habían aceptado que no se diría su nombre, pero siempre quedaba algo de esperanza.

"Jonas" retumbó por toda la plaza. La gente aplaudió y, aunque muchos no podían evitar sentirse decepcionados, la vida continuaba. Erika se abalanzó sobre él y le dio un inmenso abrazo. Él no sabía cómo sentirse realmente.

Los tres afortunados subieron al escenario. Mucha gente comenzaba a abandonar la plaza y eran pocos los que se quedaban para verlo acabar, pero no se podía culpar a nadie, un lugar como Arux nunca duerme y éste era un acontecimiento que conocían de memoria.

Cada uno recibió uno de los hermosos globos rojos y comenzó a hincharlo purificando en cada exhalación su alma, sacando sus miedos, sus sueños y su realidad. Según cuánto quisieras revelarle al globo, tanto lo hinchabas. Mientras el globo tuviera aire, mantenías los poderes. Una vez que el globo se pinchara o deshinchara hasta no quedar nada, dejaba de ser y se esfumaba.

Erika se quedó frente al escenario, conmocionada, viendo como su mejor amigo inflaba el globo lentamente. Con cada suspiro, ella notaba como él se alejaba, pese a que ninguno de los dos se movía. Notaba como ese globo suponía la separación de ambos, quizás podrían ser amigos cinco o diez años, pero luego, ella se casaría y tendría hijos, luego nietos y finalmente llegaría a la vejez y moriría; mientras él seguiría así de joven. La chica decidió apartar esos pensamientos de la mente, al menos por el momento, y alegrarse por su amigo.

Cuando los tres muchachos acabaron de inflar sus respectivos globos, la plaza estalló en aplausos y vítores. Luego los chicos se anudaron con un fino hilo los globos a su muñeca, para que les acompañaran todo lo que pudieran.

Jonas se acercó a Erika cuando acabó la ceremonia y le enseñó su increíble globo. Estaba tan hinchado que parecía que iba a estallar de un momento a otro.

-Esto es alucinante, Erika; es genial, me siento increíble.

-Me alegro mucho, Jonas.- Contestó la chica tratando de sonar lo más convincente posible, lo suficiente para que el chico, entusiasmado, no se preocupase.

-Vamos a ir a celebrarlo con mi familia a la taberna de Horatio, ¿quieres venir?

-No, creo que no… Ha sido un día intenso y quiero descansar.- Contestó con un entristecimiento inusual en ella.

-Vale, descansa mucho.- Se despidió entusiasmado Jonas, dándole un suave beso en la mejilla y saliendo corriendo con su familia.

La chica se quedó ahí inmovilizada durante un rato, llena de envidia, tristeza y más cosas que aún no sabía identificar. Luego se fue a su casa, lentamente y sin cenar se metió en la cama, abrazó su almohada y dejó de contener las lágrimas. Estuvo llorando hasta que se quedó dormida.

Relato para el proyecto #ParaDos de Reivindicando blogger. Teneis la continuación en el blog de Eternal Fighter, mi compañera en esta aventura y que lo ha hecho de maravilla y espero que podamos seguir haciendo muchas colaboraciones en el futuro.

martes, 18 de agosto de 2015

La leyenda del castillo de Ephen #LeyendasDeEphen #ElCementerioDeLoFantastico


Cuentan que en el recóndito pueblo de Ephen había un castillo con un rey. Este rey poseía las riquezas más grandes de todo el continente y el mismo rey había engendrado a la princesa cuya belleza no había conocido aún comparación alguna.

Este castillo recibía las visitas de incontables príncipes, reyes y nobles que ansiaban casarse con la princesa más bella y heredar la fortuna más grande. Todos ellos fueron rechazados tanto por el rey y la princesa.

Sin embargo, un día cualquiera, el rey cayó enfermo y temiendo que su hija y su fortuna cayeran en malas manos mando construir innumerables pasillos, habitaciones, puertas y trampas por todo el castillo.

Se cuenta que construyó pasillos tan largos que no se podía ver el final, torres tan altas que no tenían final, habitaciones que no tenían puertas y puertas que no tenían habitaciones.

El rey ocultó su fortuna en un recóndito sótano y a su princesa en la torre más alta de entre todas las altas torres, donde sólo pudiera ver un mar de nubes.

Como último acto antes de morir, declaró que todo aquel podía tratar de alcanzar a su querida hija y su fortuna, mas primero tendría que encontrarlos dentro del castillo.

Cientos de aventureros, jóvenes, viejos, nobles y plebeyos, intentaron suerte en el laberíntico castillo, más ninguno logró salir, victorioso o no.

Incluso los propios y perdidos aventureros custodian lo que ellos mismos no pudieron alcanzar y evitan que otros como ellos lleguen a su objetivo.

Dicen las habladurías que sólo aquel que el rey considere digno de su hija u fortuna podrá pasar... En el fortuito caso de que tal persona existiera.

Cuentan que aún la princesa espera a su prometido en la más alta de las altas torres, sobre el mar de nubes, y el tesoro crece según los aventureros se adentran y perecen.
Relato para el proyecto #LeyendasDeEphen de Emily Broken Rose y mio. Teneis la leyenda del puente de Ephen en el blog de mama cuervo, que ya deberias de saber cual es. Es el proyecto que hemos realizado como mama cuervo e hijo, espero que haya mas relatos sobre las leyendas de Ephen y otros muchos proyectos que estarán por venir.

lunes, 17 de agosto de 2015

Reflejo maldito - Protección


-¿Un guerrero? ¿Te refieres a un soldado? Sera difícil matar un soldado.

"No, un guerrero es cualquiera que defiende a otros. Pueden ser soldados, pero también policías o bomberos. Recuerda que no deben de ambicionar dinero o poder, lo han de hacer porque le sale del alma."

-Creo que un bombero tendrá más posibilidades de ser altruista.

"Me parece bien."

Cambié el rumbo hacia la estación de bomberos. Iba a ser difícil, sin duda. Deseaba que esto acabase cuanto antes. Mis dudas sobre lo bueno que había supuesto mi contrato con este demonio se disipaban a medida que avanzaba la noche. No sabía que era lo que quería lograr con esta serie de asesinatos, pero cada vez era menos rentable mi acuerdo. Cuando me ofreció el trueque no se me ocurrio preguntar que clase de favor tendría que hacer a cambio de la buena vida que me iba a dar, solo podia pensar en salir del pozo de desesperación y amargura que me ahogaba en aquel momento.

Aparqué la moto cerca de la entrada de la estación, que obviamente estaba cerrada.

-¿Se te ocurre alguna manera de entrar sin ser visto?

"Algo mejor. No entremos, hagamosles salir. Observa, humano."

Mi mano se levantó, como si de una marioneta me tratase, y se cerró lentamente a la vez que varios coches en el otro lado de la calle explotaban.

-¿Ese es tu plan? ¿Explotar cosas? Que sutil.

Obviamente, las puertas de los bomberos se abrieron de inmediato y varios bomberos y un par de camiones salieron inmediatamente a sofocar las inmensas llamas.

"Es funcional, no hable de sutilezas."

Todos me ignoraron, pasando de mi y haciéndome parecer un mero fantasma. Es lo que me dijo antes, la extraña runa que hacía que la gente no se percatara de mi.

Esperé pacientemente a que se sofocara el fuego y que recogiesen. Uno de ellos recorrió el perímetro de la escena, buscando alguna pista.

"Ese puede servirnos."

Agite la mano para que me viera y rápidamente vino hasta mi.

-¿Has visto que ha sucedido?- Preguntó ansioso el hombre.

Sin contestar le clave el puñal vaporoso que había aparecido en mi mano. Le tapé la boca y mientras lo apoyaba contra la pared, de mi boca salieron esas palabras que no sabía que significaban.

-Lo siento mucho.- Murmuré lentamente mientras el bombero terminaba de exhalar el último aliento. Su silueta se tornaba roja, hasta que formó una etérea forma esférica. La atravesé con la botella que se formó en mi mano y como siempre, el contenido se licuó, resultando en un líquido rojo y espeso.

Nadie se había percatado de ello. Andé con una pasmosa tranquilidad, poco propia de mi, me monté en la moto y salí rápidamente del lugar. Nadie parecía haber visto nada, y posiblemente tardarían en darse cuenta.

"Lo has hecho bien, Jeremy. Felicidades."

-Díselo a los tres seres altruistas que he asesinado.- Contesté frustrado.- ¿Y ahora? Seguro que te queda hacer algo con las almas, ¿verdad?

"A veces me sorprende lo listo que puedes llegar a ser." Contestó el demonio en mi cabeza. "Dirígete hacia el barrio comercial. Yo te indicare el camino."

lunes, 10 de agosto de 2015

Desdicha e Ira #DosCeros

"La desdicha es muy variada. La desgracia cunde con las más diversas formas en la tierra. Desplegada por el ancho horizonte, como el arco iris, sus colores son tan variados como los de éste, a la vez tan distintos y tan íntimamente unidos."

— E. A. Poe (1809 - 1849)

Contemplaba la isla desde la lejanía. Pese a que era su isla favorita, siempre le gustaba contemplarla desde ahí, ese acantilado bajo aquel manzano. Iba ahí cuando necesitaba alejarse un poco y tomar algo de tranquilidad.

La isla, con una única y grandísima ciudad-estado eran sus dominios bajo su protección. Muchos de los dioses del Olimpo envidiaban a la Atlantida por su avanzada tecnología y sus maravillosos inventos.

-Vrisko, sabía que te encontraría aquí.

-Si bueno... Hay pocos lugares que frecuente.- Contestó alegremente el joven.

-Como tu padre se entere que aun sigues aquí se pondrá hecho una furia.

-Siempre esta hecho una furia, no veo la diferencia.- Contesto el muchacho alegremente mientras se sacudía un poco de tierra.- No veo las prisas ahora, Apolo.

-Deberías de estar en el Olimpo y no aquí, vigilando esa ciudad.

-Todos vigiláis alguna ciudad, no veo la diferencia de hacerlo desde aquí o desde allí.

El cielo se torno grisáceo y tormentoso en apenas unos breves instantes y unos furiosos truenos cayeron sobre diversas partes de la isla, causando varios incendios. Las aguas también se revolvieron y comenzaron a azotar la isla con furia desatada, arremetiendo violentamente contra las playas y puertos de la ciudad, destruyéndolos.

El joven dios se quedo petrificando la isla, tratando de asimilar lo que sucedía. No se podía creer lo que sus propios ojos veían.

-¡No!- Gritó.- ¡NOO! - Su voz era devastadora, desesperada.- ¡Parad!

Se había dado cuenta que su padre en confabulación con algunos de sus tíos estaban intentando, con demasiado éxito, hundir la isla, hundirla en los recuerdos y la memoria.

El impulso del chico era lanzarse al mar y nadar hasta la orilla de la isla para ayudar a aquellos que lo necesitasen. Pero unos fuertes brazos le agarraban y evitaban que hiciera esa locura. Gritaba y se retorcía, tratando de deshacerse de su opresión e implorando que parasen.

Pero nada de lo que hiciera o hubiera hecho tuvo repercusión en el resultado. La isla quedo sumergida en el mar a los poco minutos, sin dejar rastro alguno de su existencia.

Solo pudo llorar la desaparición de lo que fuera la mejor de las ciudades de todo el mundo conocido y del que estaba por conocer. Su hermano y amigo, trato de consolarlo, mas el joven dios le aparto la mano que se había posado sobre su hombro.

-¿Lo sabias? ¿Sabias que esto pasaría? - El Dios del Sol no contestó. El joven se levanto del suelo, notando como la ira bullía en su interior como una olla en el fuego.- Todos lo sabíais y nadie me dijo nada. Por eso la insistencia en que fuera de vuelta al Olimpo.

-Vrisko, yo no...

-No digas nada, Apolo. Solo ten cuidado. Ya no debería de ser la ira de Padre a la que tengas miedo, sino la mía. No se lo que haré, ni cuando... Pero juro que no quedara un solo hombre, mujer o niño en esta tierra que os recuerde y os venere. Nunca.
Relato para el proyecto #DosCeros de Reivindicando blogger. Podéis leer más sobre el proyecto, los participantes y la organización en los hastags enlazados correspondientes a su blog.

lunes, 3 de agosto de 2015

Reflejo maldito - Instrucción


-¿El alma de un profesor también?

"No me vale un profesor cualquiera. Tiene que ser un alma sabia, alguien que le guste recoger nuevos conocimientos y transmitirlos."

Salí de la circunvalación y fui hasta el instituto. En el parking solo había dos coches, sospeché que serian el del personal de seguridad y el del profesor.

-¿Puedo preguntar para que necesitas las almas? ¿Y porque me haces matarlas a mi?

"Por poder, puedes preguntar, recibir una respuesta es distinto. Ya lo verás a su debido tiempo. ¿Y porque lo haces tu?, bueno, alguien tenía que hacerlo, y dado que yo no tengo un cuerpo en este mundo... Te ha tocado."

-Que suerte la mía.

"No te quejes, que has recibido mucho a cambio. ¿O crees que ese ático te lo has ganado tu solo? ¿O quizás ese sueldo que ganas es por tus propios méritos? Sin mi ayuda no hubieras obtenido nada de eso."

Tenía toda la razón, y me molestaba esa dura verdad.Caminé hasta la entrada más próxima al edificio. Las puertas, obviamente, estaban cerradas ya a estas horas.

"Prueba esto." En mi mano apareció una llave que podía encajar en la cerradura.

La introduje y para mi sorpresa, giró, abriendo la puerta.

-¿Como has sabido que era esa llave?- Pregunté sorprendido. Siempre acababa sorprendiéndome de lo que podía hacer.

lunes, 27 de julio de 2015

Desmentiras (1) - #ElCementerioDeLoFantastico


La fría noche le abrazaba, mientras corría entre los arboles de aquel oscuro bosque, apartando ramas y saltando raíces, salpicando barro y evitando resbalarse.

Aunque ya nada le importaba. Ya todo carecía de valor. Se lo habían advertido y él había desobedecido.

Paró a recuperar el aire, una mera costumbre más que una actual necesidad. Observó el bosque, iluminado por la luna y alguna que otra estrella que iluminaba el firmamento. Tenía que hallar el camino hacia la cueva de las Ánimas. Allí era donde todo había empezado y allí podía acabar. O por lo menos, solucionar su error.

Analizó el firmamento tratando de hallan, en vano, el oeste. Y, sin embargo, fue una risa extraña, singular, femenina, familiar, la que le sacó de sus cavilaciones. Buscó entre la negrura aquello que producía tal risa.

-Hola cielo...- Susurró esa dulce voz en su oído.

Dio un traspiés, debido al susto y se apartó velozmente, para poder ver a la mujer.

Esa mujer, de melena roja hasta la cintura, que hoy llevaba recogida en una trenza que le caía sobre el hombro. Vestía con un vestido también rojo, como el vino y el cual dejaba poco a la imaginación. Sobre su blanca piel, parte oculta bajo su ropa, se distinga una mancha sutil, que él conocía muy bien, y que se deslizaba desde su mentón hasta sus piernas. Pero sin duda lo que más destacaba la mujer, y fue lo que le perdió en todo momento, fueron sus ojos, rojos como la más pura sangre.

-Vete, lárgate, ya me has causado demasiados problemas.

El chico trató de irse, alejarse de esa mujer que le había engañado, traicionado y emponzoñado para sus viles fines.

-Yo solo te dí un regalo, uno que bien me pediste.- Contestó la mujer lentamente y con su suave voz aterciopelada, mientras se interponía en la huida del chico.- Te ofrecí ayuda, consejo y amor. Y todos los rechazaste.- Se acercó, sutilmente, acariciando el rostro del joven.

-¡Mentiras!- Gritó el chico, tratando de contener su ira y golpeando la mano de la mujer.- ¡Solo salen mentiras de esa venenosa boca! ¡Lárgate!

-¿Cómo que mentiras? ¿No fuiste tu, quien, entre mis sabanas, me dijiste que querías pasar la eternidad en esa misma cama? -La mujer se sitúo tras el chico y le susurraba sus afiladas palabras-¿No fuiste tu quien me prometió que lo dejaría todo por estar una noche mas conmigo? ¿O acaso todo eso se te ha olvidado?

El hombre se separó, trastabileando.

-Todo eran mentiras, me engañaste como un tonto y ahora Tarah esta muerta. Es todo tu culpa.

-Yo te advertí que te fueras, que te vinieras conmigo a un lugar lejos. Pero decidiste quedarte y jugar con otras. Ahí tienes el precio de tus propias mentiras.

-Ayúdame a arreglarlo. Ayúdame a arreglar a Tarah.- Le suplicó el muchacho, tras darse cuenta de la inevitable verdad. Él había sido el único culpable de aquello.- Te lo suplico, por favor.- El hombre si arrodilló frente a la mujer y se abrazó a ella, tratando de contener en vano las rojizas lagrimas que brotaban en sus ojos.

-El problema es que, ya no sé si puedo confiar en ti, querido... Me has decepcionado y roto el corazón. Quizás la muerte de tu querida sea el castigo que mereces.

La mujer se separó, dando un pequeño paso atrás y dejando que el hombre cayese al suelo, embarrado y lleno de hojas.
Relato para el proyecto #ElCementerioDeLoFantastico de Mamá Cuervo y mis Crow Sisters. Podéis leer más sobre el proyecto y la organización en los hastags enlazados correspondientes a su blog.

Este es la continuación del relato que hizo Emily Broken Rose: Apertura.

Mi Sister Crow Angellica ha hecho otra continuación: El maldito

Y por último también Victoria Prince ha hecho lo mismo: El iniciado

El siguiente paso del proyecto será que contestaré al relato de Victoria y Angellica contestará este mismo relato y los continuaremos. Será una gran experiencia.