domingo, 21 de octubre de 2012

7. Guardianes del sueño


Este domingo Nina nos cuenta un poco más sobre los primeros días de Walker y nos relata como el muchacho ha alterado a su mejor amiga Tara. ¿Quieres saber que pasó? Léelo abajo y luego cuéntame que te ha parecido.

El club de matemáticas estaba en la misma aula que la clase, y de hecho la impartía el mismo profesor. Allí, lo que hacíamos eran matemáticas más avanzadas y de vez en cuando nos llevaba a sitios de excursión que la excusa de “la naturaleza son todo matemáticas”.

-Creo que hoy íbamos a tener un nuevo compañero, ¿no?- Dijo el profesor tras habernos acomodado en el aula.

Acto seguido Walker apareció por la puerta jadeante.

-Siento mucho llegar tarde, no sabía donde era el club exactamente.

El profesor le disculpo y le invito a sentarse. Solo éramos siete en el club, la mayoría empollones, es triste que yo lo dijese. Con Walker éramos ocho. El profesor nos puso en mesas enfrentadas, yo estaba sentada frente a una silla vacía. Todos los demás chicos ya estaban en parejas, que eran amigos entre sí fuera del club. Walker ocupo la silla con su habitual sonrisa.

-Bien, hoy y estos días vamos a crear códigos de encriptación. –Dijo el profesor.- Vamos a comunicarnos con la persona de enfrente sin que los de al lado se enteren.

Estuvo dando un poco de chapa histórica, de esa que tanto les gusta a los profesores, dijo algo de las guerras mundiales, la guerra fría y demás sitios donde la codificación de mensajes se había dado. Incluyo internet y los teléfonos.

Tras eso nos dio unas pautas para crear códigos, como que teníamos que pensar que tipo de mensaje sería, que información llevaría y si admitiría respuesta o confirmación.

Walker se puso a pensar y por la cara que puso no tardo en idear un sistema de codificación. El profesor nos dejo salir antes con la condición de que tuviéramos el código listo para la semana siguiente.

-¿Estas segura de que no quieres venir con Tara y conmigo a hacer esos horribles ejercicios de matemáticas?- Me pregunto al salir de la clase.

Esta mañana no quería por dos razones: Pasar demasiado tiempo con Eric era malo y estropearle la “cita” a Tara era peor. Pero ahora quería hablar con él a solas, largo y tendido. Le había escuchado hablar con Tara en la clase de matemáticas sobre su sueño y había sido clavado al mio, incluso en los meros detalles…

Quería preguntarle como era posible, que dos personas soñasen lo mismo la misma noche. Y como era posible que hubiera soñado con él incluso antes de conocerle. Y todo eso sin parecer una loca lunática.

-No… Sigo teniendo cosas que hacer… - Contesté.

Quizás fueran todo imaginaciones mías y si daba un tiempo, unos días, para que se calmara todo, me daría cuenta de que era solo eso, sueños.

Además, durante la comida había estado hablando sobre esto mismo con Tara, tratando de no sonar tan loca como me parecía que sonaba. No tuve mucho éxito, pero Tara estuvo bastante… Comprensiva. Dijo que le preguntaría sobre el sueño y trataría de obtener alguna respuesta durante su cita de estudio.

-No le tengas miedo a Tara… Es mucho ruido y pocas nueces.- Le tranquilice a Walker, estaba segura de que quería que fuera yo para mantener a raya a mi amiga.- Solo sonríele y mantén un poco el espacio.

Me sonrió con una sonrisa forzada. No le hacia mucha gracia. Le acaricie el hombro para darle ánimos y nos despedimos, deseándole suerte, ya que la necesitaría.

Poco antes de llegar a casa, Eric salió a mi encuentro. Vivía un par de casas mas continuando la calle. Me puse tensa, no sé porque, pero me ponía nerviosa teniéndole cerca. Mike se pondría furioso si supiera que tengo que hacer el trabajo de mates con él.

-Hola, Nina…- Murmuro cuando estuvo lo suficientemente cerca, con paso cauteloso y mirando a todos lados.

-Eric.- Contesté con un tono mas serio del que pretendía.

-Hoy he visto a Mike amenazando al chico nuevo… -Murmuro. No me gusto. No me gusto que Mike intimidara a Walker, y no me gusto que fuera Eric quien me lo dijera. Lo tendría que hablar con Mike…

-No deberías meterte donde no te llaman, Eric, puedes salir mal parado…- Dije tratando de sonar comprensiva. Eric tenía suficientes problemas con los suyos y no debía meterse con los de los demás.- Oh, toma, ¿podrías hacer estos ejercicios de mates? – Le di un papel con varios números de los ejercicios.- Cuando los acabes estaría bien que me los mandases.

-Si… Claro…- Musito el muchacho. Yo me encamine a mi casa.- Nina…- Me volví para ver que quería.- No dejes que le pase lo mismo que a mi.

Trate de sonreír, pero se quedo en una media sonrisa, así que asentí.

Eric ahora sí se marcho y yo entre en mi casa. Despeje la mesa de la cocina y me puse a hacer los deberes.

Fue la vibración del móvil lo que me saco de los libros. Era un mensaje de Tara. Tenía noticias jugosas, según ella, y que venía hacia aquí. Al cabo de unos minutos tocaron a la puerta y tras ella estaba Tara. Nos recluimos en mi habitación, donde la invitada se sentó en la ventana y miraba hacia el exterior.

-Es gay… Seguro… -Empezó a decir la mujer.- Me he insinuado mil veces y hasta me he puesto un escote de infarto.- Efectivamente llevaba un escote que dejaba entrever sus senos.- Y ni me ha mirado una sola vez.

-Eso no quiere decir que sea gay.- Contesté.- Es nuevo, todavía se tiene que adaptar, cuando ya conozca un poco mas el lugar y a la gente, seguro que empieza a tontear.

-No se yo…- Volvió a mirar al exterior. Ahora sabia que miraba hacia la casa de enfrente, en busca del chico.- Me ha estado haciendo muchas preguntas. Se suponía que iba a ser yo la que preguntase.

-¿Qué clase de preguntas?

-Pues de todo un poco… Sobre la gente sobretodo. Quería conocerlos un poco a todos… Es un poquito raro… Pero ese culito es… Le estuve acariciando la pierna con el pie… Así…- Y con la punta del pie me acaricio la parte de atrás de la pantorrilla.- Y no le gusta…

-Bueno… Sí, es raro… Pero no es para tanto…

-Y cuando trate de darle un beso, me hizo la cobra, ¡la cobra!

-Espera, espera, espera… ¿Trataste de besarle?- Repetí totalmente incrédula.- ¿No crees que eso fue pasarse?

-Jo… Pero quería probar esos labios… Seguro que saben a fresas silvestres… Míralo… Ahí llega.

Mi amiga empezaba a sonar entre enamorada y obsesionada. Esperaba que fuera la euforia de la primera semana… Me acerque a la ventana y vi como Walker llegaba. Su perro, un pastor alemán salió a recibirle agitando el rabo y con una pelota en la boca.

El chico en lugar de entrar en la casa, tiró la mochila en la puerta y se puso a jugar con el perro. Él tiraba la pelota y el perro se la traía. Mi amiga suspiro. El perro logro derribar a Walker y se quedaron jugando en la hierba, mientras el perro le lamia la cara.

-O puede que los labios le sepan a saliva de perro.- Contesté divertida. Luego me puse sería y me senté a su lado- Eric me ha dicho que vio como Mike le amenazo en la hora de la comida.- Murmuré entre preocupada y esperanzada, quizás mi amiga tuviera alguna solución.

-¿Cómo? ¿Qué le dijo? – Preguntó nerviosa y se volvió hacia mi.

-No lo sé… Quizás, lo mas probable, es que Mike quisiera impresionarle para tenerlo tanteado.

-Como un macho alfa marcando su territorio…

-Algo así…

-Quien fuera ese perro en esos momentos…- Murmuro mi amiga, volviendo a mirar por la ventana.

-Vale… Tienes un serio problema…- Dije.

Separe a mi amiga de la ventana y la lleve al salón, puse la tele y de seguido una película. Puse “los vengadores”. Pese a que para mi gusto había demasiadas explosiones y peleas, a mi amiga le gustaban los actores, se le caía la baba y pensé que seria un buen método para hacerle olvidar a mi vecino de enfrente.

-Vale, mi primer trio será con el capitán América y Thor.- Dijo mi amiga cuando acabo la peli.

-Pues creo que nunca tendrás un trio.- Respondí divertida.

-Tara, ¿vas a quedarte a cenar? – Pregunto mi madre desde la cocina.

-No señora Dalton, muchas gracias. Me iré enseguida.

Mi amiga se fue al cabo de unos minutos, al despedirse de mi madre.

-Si que habéis estado entretenidas…- Comento mi madre mientras preparaba la cena.

-Si… Tara tuvo un percance amoroso…- Conteste y me puse al lado de mi madre y empecé a picar verduras.

-Tara siempre tiene percances amorosos.- Rio mi madre. - ¿Qué ha sido esta vez?

-Trato de besar a Walker, el chico de la casa de enfrente.

-Oh, vaya… Es un joven muy atractivo…

-No digas eso delante mía, que me pongo celoso.- Contesto mi padre por la espalda, que entraba a casa.

Mis padres se besaron, con lo que yo me centre en cortar zanahorias, era asqueroso ver a mis padres manoseándose, y mejor no pensar en como me concibieron. Mi padre se fue al piso superior a cambiarse y mi madre volvió a la conversación.

-Pues besar a ese chico no me parece un percance…- Continuo como si la interrupción de mi padre no hubiera pasado.

-Walker la esquivo y no llego a dárselo. – Aclaré.

-¡Ah! Vale, ahora entiendo lo del percance… Pues que no cese en su empeño, es posible que lo consiga.

-Mama… Incluso es posible que siga teniendo novia en Nueva York… - Defendí al chico.- No se le puede entrar a un chico el segundo día que le conoces…

-Quizás tengas razón… Debería de haber esperado… Pero eso no es motivo para tirar la toalla.

Mi padre bajo con unos vaqueros y su camiseta de los “Cowboys Dallas”. Al parecer hoy habría partido de futbol.

-Cariño. – Dijo mi madre. Cuando usaba ese apelativo es que iba a pedir algo a mi padre.- Podrías invitar a Luke Hale al partido. Todavía no conocerá a mucha gente.

-¿A quien? – Pregunto mi padre.

-A Hale, al vecino de enfrente, el que tiene un hijo.

-Sobrino.- corregí a mi madre. – Es su sobrino.

-Oh. Vaya, vale. El que tiene un sobrino de la edad de Nina.

-Está bien…- Contestó mi padre.- Cenemos primero, luego voy y le pregunto si quiere ver el partido en casa.

Cenamos tranquilamente lo que habíamos estado preparando y una vez acabamos mi padre salió y volvió al cabo de unos minutos con el tío de Walker. No sé porque esperaba que Walker hubiera venido con él también.

El tío de Walker, el inspector Hale, era de una edad cercana a la de mi madre, unos cuarenta, con el pelo oscuro y ojos claros, también azules, pero no tan intensos como los de su sobrino. Llevaba otra camiseta de futbol, pero no del mismo equipo que mi padre. Cogieron unas patatas fritas y unas cervezas y llenaron el salón.

Yo me encerré en mi habitación, me senté en la ventana, donde había estado antes Tara y me puse a leer. Cuando me entro sueño me metí en la cama.

¿Qué extraño sueño me esperaría hoy?

Espero que os haya gustado, comentad que os gustaría leer o que hubierais hecho vostros en ese lugar y si queréis ser los primeros en saber que se ha subido un capi, haceros seguidores al final de la página o mirar en la lista de capítulos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario