domingo, 9 de diciembre de 2012

13. Guardianes del sueño


Tras el mal rato de Nina al ver a su chico con otra, le cuesta conciliar el sueño, pero una vez dormida, Walker se encarga de que se olvide de ello y se divierta.

Cuando Walker se despertó en el azulado mundo de los sueños subió al tejado y se quedó mirando al cielo de nuevo. No sabía si eso podía ser bueno, pero tenía que pasar el rato hasta que llegara Nina…

Pero Nina tenía problemas para dormir… No lograba concentrarse, temía las clases del lunes, o más bien a lo que ocurriría en ellas. No lograba dormirse pensando en lo que diría cuando se encontrase con Mike o con Johanna. Aunque finalmente le venció el sueño.

Cuando ella se despertó en el mundo onírico, se sintió cansada y no tenía ganas de moverse de ahí, su cama. Solo se limitó a levantarse cuando oyó ruidos en la ventana. No se sorprendió al ver a Walker sobre la repisa golpeando el cristal.

-¿No tienes cosas mejores que hacer?- Le dijo, sabiendo que aun estando fuera, el chico rubio le escucharía y se dejó caer de nuevo sobre la cama.

Walker abrió la ventana y entró, como Pedro por su casa. Se sentó en el borde de la cama, junto a ella y le sonrió.

-Hoy vamos a hacer algo que te levantara ese ánimo.

-No me apetece…- Murmuro la chica.

Walker le ignoro y tiro de ella, obligándola a levantarse, la arrastro hasta la puerta y la abrió, dejando al descubierto la calle donde habían estado esa tarde en Boston.

-Hemos estado ahí esta tarde… ¿Para qué volver?

-Ya lo veras, será divertido… Además, podrás desahogarte con toda la tranquilidad.

Sin estar muy convencida, se dejó arrastrar. Todo era como ella recordaba, pero no era exactamente así, estaban la calle y el parque, pero no tenían esa vitalidad, estaba todo tranquilo y apagado.

-¿Este no era el parque donde se había muerto gente?

-Así es.- Contesto el rubio sin ningún problema.

-¿Y qué hacemos aquí?

-Ver que les mato. -La respuesta le sorprendió tanto que quedo clavada en el suelo. Walker se dio cuenta y giro para mirarla. -¿Qué pasa? Solo vamos a ver, seguro que son algunas pesadillas que se pasaron de la raya.

A la chica no le asusto tanto lo de que dijo sino como lo dijo. Es tranquilidad y alegría a la hora de enfrentarse a algo mortal no era normal.

-Walker, dijiste que las pesadillas esas no hacían nada.

-Claro que no, son inofensivas. Por eso vamos a ver. Lo más seguro es que se hayan acumulado unas cuantas y hayan pegado algún susto de más. Y por eso estamos aquí, las disolvemos no vuelve a pasar.

-A veces das mucho miedo.- Respondió la chica.

Dio dos zancadas para ponerse al lado de Walker y juntos se internaron en el parque. Estaba más oscuro de lo que recordaba y era un tanto siniestro.

-¿Qué pasa, cornuda? ¿Tienes miedo? – Se oye entre las sombras. Y de seguido empezaron a sonar risas procedentes de ningún lado.

-¿En serio, Nina?- Pregunto Walker mientras se giraba para mirarla.- ¿Te parece un buen momento para tener miedo de Mike?

-Yo no… -Intento poner una excusa, pero no la encontró, tenía miedo de Mike y del instituto cuando se enterasen.

-Nina. Mike solo puede ladrar, y no tiene que preocuparte lo que digan los demás de ti.- Walker entendía y sabía mucho más de lo que decía. Estiró un brazo y atrapo un ser viscoso y negro que flotaba por ahí.- Así que, diviértete pateando gelatina y si encuentras a Mike por aquí, le lanzas un par de estos a la cara.

Nina acabo con una gelatina flotante y humeante en sus manos y se quedó mirando, extrañada, al chico rubio. Este empezó a recoger más y más pesadillas y las chocaba unas con otras, y otras las lanzaba lejos, haciendo que se chocaran contra los árboles y desapareciesen con un sonoro “puf”.

La chica espachurro la gelatina, que se esfumo con otro “puf”. Las risas que se habían formado se disiparon, dejando en el bosque solo sonidos de esas pesadillas y el viento ente las hojas.

Se sintió bien y cogió otra pesadilla que encontró y la estrelló contra el suelo. Y comenzó a hacerlo más y más, cogiéndole la diversión al tema. Alguna se imaginaba que era Mike o su amiga y eso hacía que les diese más duro. Walker, una vez más, tenía razón cuando le dijo que le sentaría bien.

Walker, por su parte se estaba entreteniendo bastante por su cuenta. Lo convertía en ejercicio y contaba todas las que desaparecían. Y entre “puf” y “puf”, algo llamo la atención del rubio. Era un chico.

Era el chico. Walker no podía confundirlo. Estaba apoyado sobre un árbol a unos veinte metros y le miraba, con sus ojos oscuros y una sonrisa en los labios.

-Nick.

Un golpe que lo derribo le saco de su concentración. Tras ver que el golpe había sido una pesadilla que había lanzado Nina, volvió hacia donde se encontraba su ex novio. Pero no había nada más que árboles.

-¿Qué te pasa?- Pregunto Nina cuando llego a su lado jadeante.- Parece que has visto un fantasma. -Y Nina no sabía cuánta razón tenía.- Oye… ¿estás bien?

-Si…- Murmuro Walker volviendo a su ser.- Sí es solo que me pareció ver algo…

Terminaron de hacer desaparecer las pesadillas y se sentaron en un banco del parque.

-No sé cómo lo haces, pero siempre tienes razón… Esto sienta genial.

-Lo que no sé es porque sigues dudándolo.- Rio, mientras terminaban de recuperar el aliento.

-¿Porque había tantos fantasmas de esos aquí?

Nina había hecho una buena pregunta. No era la primera vez que Walker lo había visto, pero no sabía porque ocurría. Las pesadillas suelen ser individuales y rara vez aparecen dos o tres juntas, pero en alguna ocasión especial parecían un montón de ellas juntas y al final acababan matando a alguien de un susto, literalmente.

Una vez hubieron recuperado el aliento y relajado un poco, volvieron a la habitación de Nina, tal y como habían entrado. Abrieron una puerta de una casa y acabaron en Rivertown de nuevo.

-Creo que no me acostumbrare nunca a eso.

-Lo harás.- Sonrió el chico rubio. – Solo dale tiempo, cuando estés todas las noches te acabas acostumbrando.

-¿Qué más se puede hacer?- Pregunto Nina sentándose en la cama.- Además de saltar de la ventana sin hacerte daño, y viajar por las puertas.

-¿Hasta dónde llega tu imaginación?- Contesto Walker apoyándose en la pared.

-¿A qué te refieres?

-Te lo he dicho, Nina, puedes hacer lo que quieras.

Para cuando Nina se dio cuenta, Walker ya no estaba apoyado en la pared de su habitación, sino que estaba tumbado en ella, pero de verdad, ya no tocaba el suelo con los pies, solo estaba tumbado en la pared. Nina, con timidez se acercó y corroboró que estaba en la pared. Walker se puso de pie y camino por la pared como quien camina por un parque.

-El único límite es tu imaginación.- Dijo el chico desde la pared.

Esté le tendió la mano y la invito a caminar por la pared. Nina, un poco insegura aceptó, puso un pie sobre la pared, y luego el otro. Fue una sensación extraña, la habitación, a sus ojos, había dado un giro y estaba todo cambiado, la cama ahora estaba en una pared, la ventana en el techo y la puerta en el suelo. Era tan divertido como extraño.

Nina estuvo probando cada cosa que se le ocurrió, salto de tejado en tejado, y corrió por las paredes, incluso tuvo un pequeño incidente con una ventana.

Finalmente la hora de despertarse llegó y tuvieron que abandonar una noche bastante entretenida y divertida.

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